Mientras, todo el mundo exige y demanda cambios, pero son pocos los que realmente están dispuestos a sacrificarse para lograrlo. Me parece que detrás de esto, se revela un error habitual en nosotros, que es suponer que, actuando individualmente, nuestra acción no es incidente y es mejor no hacer nada.

La mejor demostración de lo errado de este supuesto vino de la activista adolescente sueca Greta Thunberg que, en estricta coherencia con sus principios, asistirá a COP25 cruzando el océano en velero prácticamente sin generar emisiones de dióxido de carbono. Evidentemente esta decisión de una persona de no subirse a un avión no cambiará la cantidad de toneladas de emisiones, ya que ese avión volará igual, pero el mensaje y el ejemplo es fuerte como para hacer pensar a mucha gente.

Tomando como referencia este caso, me parece que todos, como individuos, como profesionales, como empresarios, como científicos, como activistas o como gobernantes, debiéramos pasar a un “modo COP”, reflexionando sobre cómo nuestras actividades diarias afectan al cambio climático, y pasar a la acción para cambiar esa situación.

Esta actitud la tenemos que aplicar en nuestras profesiones. Soy arquitecto y me enorgullece que nuestro gremio ha introducido tempranamente la reflexión respecto al medio ambiente en nuestro quehacer profesional. Hoy es un dato que nuestros proyectos deben contar con aspectos verdes para ser comercialmente aceptados.

Pero la manera de ser realmente sostenible es habitar en sectores céntricos de la ciudad, evitando largos desplazamientos al trabajo y con los servicios a la mano. Para eso es necesario permitir la densificación de esos sectores de la ciudad, posibilitando la construcción de nuevos edificios para la gente que, de otra manera, se ve forzada a migrar a los suburbios. Los actuales habitantes de barrios céntricos que, con poca visión de largo plazo y algo de ignorancia, se oponen a la construcción de edificios en sus comunas, tienen que renunciar a defender su forma de vida y aprender a compartir su espacio. Nuestros nietos se lo agradecerán.