Una gran noticia que apoyamos y celebramos decididamente supone renovar y rebautizar el Ministerio de la Vivienda, el que pasaría a denominarse Ministerio de Ciudad y Vivienda, según lo propone el proyecto de ley de Integración Social y Urbana recientemente presentado por el Presidente Sebastián Piñera.

No se trata de un cambio semántico simplemente, pues «la ciudad» es el continente de todas las unidades habitacionales, recreacionales, laborales, educacionales, deportivas, de salud y de cualquier otra actividad humana que en ella se desarrolla, es decir, de nuestra vida misma. Afecta, por lo tanto, a la totalidad de la población.

En ningún caso esto debe entenderse como un abandono o debilitamiento de la responsabilidad que le corresponde a este ministerio en el tema de la vivienda. Éste lo supera, engloba y se hace cargo de un gran déficit que hemos ido construyendo lenta pero progresivamente con la calidad y sostenibilidad de nuestras ciudades; mientras, paralelamente, hemos ido resolviendo el de la vivienda, especialmente para los sectores más necesitados de nuestra sociedad.

La magnitud del crecimiento demográfico y migración del campo a la ciudad, junto a la creciente complejidad de las mismas, requiere de respuestas generosas, visionarias, acertadas, veloces y muy coordinadas entre los múltiples organismos y actores que en ella intervienen.

Esta iniciativa, junto a la reciente renovación y apoyo al renovado Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, constituyen Políticas de Estado auspiciosas que los arquitectos, urbanistas y todos los ciudadanos debemos celebrar y apoyar.