Los arquitectos vemos con beneplácito la decisión del Presidente Piñera de ordenar el retiro de las rejas que rodeaban el barrio cívico de Santiago. La imagen que debe proyectar nuestro país -desde su sede de gobierno- no puede ser la de exclusión ciudadana en el acceso al Palacio de La Moneda y, menos aún, a la plaza así llamada: de la Ciudadanía. Ni Joaquín Toesca ni Cristián Undurraga concibieron este edificio y su espacio público circundante rodeado de rejas. Afortunadamente, el sentido común ha primado.

Ver el lugar más importante de nuestra capital abierto, democrático e integrado a la ciudad es un logro que debemos cuidar. Permite proyectar al mundo y a los chilenos que valoramos nuestro centro. El trabajo de los arquitectos en la construcción de ciudades bellas con calidad urbana debe ser resguardado por la autoridad y los ciudadanos. Cuidemos esta nueva y potente señal que sacó de la jaula a La Moneda, y tratemos de extenderla a otros espacios de nuestros barrios, casas y edificios, particularmente de reparticiones públicas.

Liberemos nuestra arquitectura de rejas y muros para apreciar fachadas y espacios colectivos, pues la belleza es un bien público y apreciarla un derecho de todos.