Retraso en concesiones hospitalarias
Por Editorial El Mercurio
El Mercurio
Autoridades de salud han anunciado un retraso de unos tres meses en la entrega de los hospitales de Maipú y La Florida, que deberían haber comenzado a operar en febrero, por lo cual esos grandes centros de atención podrían hacerlo a fines del primer semestre —esto último con bastante probabilidad, pues las obras tienen más de 90% de avance—.
Estos serán los primeros hospitales públicos construidos según el sistema de concesiones y también los primeros que se construyen en Santiago en los últimos 13 años. Atenderán a zonas muy pobladas, que hoy no disponen de tales centros y deben recurrir a los de otras comunas. Con su capacidad sumada de casi 800 camas, más 34 pabellones y salas de parto, contribuirán a mejorar la atención general en Santiago. Ellos denotan, además, el progreso económico, pues su estándar busca asemejarse al de un centro privado de nivel medio alto. Asimismo, son los primeros hospitales públicos en la capital dotados de aisladores sísmicos.
El retraso de la entrada en servicio de tales establecimientos es común y afecta tanto a los concesionados como a los que no lo son (ejemplo de lo cual son las demoras en la construcción acelerada de los hospitales del Maule en 2011). La empresa concesionaria intentó renegociar los plazos de entrega, pero el Gobierno se ha mantenido firme en cobrar multas contractuales por el retraso: la fecha original de entrada en servicio en Maipú y La Florida era a comienzos de 2012, por lo que el retraso total alcanza ya a año y medio, aunque el terremoto de 2010 pudo alterar en algo el calendario.
Estos dos establecimientos se construyeron según el procedimiento recomendado para proyectos complejos, consistente en que las empresas precalificadas participen en el diseño. Con ello se esperan menos problemas durante la construcción, lo que habría ocurrido. No obstante, el proceso participativo es lento y caro, por lo que no lo contempla en el próximo ciclo de concesiones hospitalarias.
Este prevé 11 hospitales, incluyendo el de Antofagasta, cuyas ofertas económicas ya fueron abiertas; cuatro en Santiago, en Curicó, Talca y Linares, así como dos en la V Región. El plan es que se liciten a fines de este año, plazo que es uno de los motivos para el cambio de procedimiento. El diseño lo hard el Estado, que ha contratado a oficinas de arquitectos internacionales especializadas, a diferencia del diseño colaborativo en La Florida y Maipú. El nuevo esquema podría crear problemas, pues tales establecimientos tienen un diseño complicado, y la empresa concesionaria podría descubrir que lo que aparece en los planos es imposible o excesivamente caro de construir. Las autoridades confían en que eso no ocurrirá. Otra diferencia importante en el nuevo ciclo de concesiones es que incorpora el equipamiento clínico, que se renovaría en un plazo menor a los 15 años de la concesión del recinto, para evitar su obsolescencia y deterioro por uso.
La ventaja es que los concesionarios son responsables de la mantención y operación no clínica de los hospitales, ya que el Estado no posee métodos para proveer recursos a esas tareas ni capacidad de supervisar su uso. Por eso, cuando fallan componentes como una tubería, por ejemplo, zonas completas del hospital deben cerrar por períodos largos, y problemas similares ocurren con el equipamiento médico. Las concesiones intentan resolver estos problemas, pero tienen el inconveniente de las inflexibilidades y complejidades de sus contratos, que podrían elevar los costos para el Estado, como ha ocurrido en el Reino Unido. El Gobierno deberá velar por que eso no ocurra en uno de sus programas mayores en Obras Públicas, y asimismo redoblar los esfuerzos para poner fin ala alta rotación en la Dirección de Concesiones de ese ministerio.
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