Apenas salió de la Universidad Finis Terrae, en 2005, el arquitecto Felipe García comenzó una intensa vida profesional. Ese mismo año, comenzó a trabajar en una oficina y, en paralelo, desarrolló algunos proyectos menores. Cuatro años después, decidió continuar con su trayectoria profesional en Nueva York, donde trabajó en Richards Lewis Architects, una firma enfocada en proyectos de restaurantes y casas.
Esta experiencia, que duró dos años, le permitió ganar el conocimiento necesario para formar parte en una de las oficinas de arquitectos más importantes de Chile. “Cuando volví a principios de 2012, volví a trabajar en Turner Arquitectos, donde me tocó liderar un taller que tuvo a cargo varios proyectos inmobiliarios de vivienda y oficinas”, cuenta.
Fue precisamente en Turner donde desarrolló la etapa principal de su carrera, antes de tomar la decisión de fundar FGAA, su propia oficina. El emprendimiento comenzó en 2019 con un par de encargos, pero después de casi dos años de vida FGAA ya tiene una cartera de diez proyectos en distintas etapas de desarrollo.
Uno de los sellos de trabajo de FGAA es la asociatividad. Felipe García cuenta que, además de las cinco personas que trabajan en la oficina, cuentan con alianzas con otros destacados profesionales. “Me asocié con Enrique Colin para tres proyectos DS19 que estamos desarrollando en el sur. Y además trabajamos el interiorismo con Matías Ruiz, también socio de la AOA”, comenta.
Actualmente, FGAA está enfocada en el desarrollo de proyectos en los que cuentan con la mayor experiencia: inmobiliarios residenciales, principalmente en una escala media con edificios entre tres y quince pisos. Adicionalmente, se encuentran trabajando en un conjunto de casas y en dos residencias individuales.
Felipe García explica que, independientemente de sus especificidades, cada proyecto en FGAA es abordado desde dos temas clave: el lugar y el cliente final. “Respecto del lugar, creemos que la relación de un edificio o casa con su entorno es parte de la responsabilidad social de los arquitectos; el impacto que generan las obras en su ambiente inmediato es una de las matrices que consideramos para partir cada proyecto. Respecto al cliente, nuestra visión es considerar que cada proyecto es para alguien que no somos nosotros, ni tiene nuestros gustos o intereses. Descifrar a esa cliente es parte de la colaboración de todos quienes trabajamos en la oficina, nuestros clientes inmobiliarios y quienes colaboran en las distintas etapas”, explica.
Este cruce es la base de la cultura de FGAA, orientada a buscar las soluciones a los conflictos que podrían producirse a partir del diseño y que, como subraya Felipe, hoy les permite gozar de una etapa de crecimiento. “FGAA es una oficina joven con ganas de desarrollar e innovar. En ese sentido, hacemos mucho hincapié en la cultura arquitectónica: la revisión de revistas y materiales, visitas a obras, etcétera, son parte de la exigencia número uno para los arquitectos que trabajan en la oficina. El gusto por la profesión es clave en la arquitectura”, agrega.
Esta cultura arquitectónica también incluye un estilo de trabajo horizontal, en el que todos tengan espacio para opinar para ir encontrando las soluciones de forma colaborativa entre profesionales y clientes. Esta visión es tan importante para FGAA, que el propio Felipe enfatiza: “creo que lo que más me motiva hoy es la discusión de los proyectos, cómo enfrentarlos y cómo ir tejiendo las exigencias, las normativas, el diseño. Esos momentos son muy importantes para los proyectos, porque de a poco va apareciendo la arquitectura. Y ese proceso es entre varias miradas y opiniones”.
La ciudad como responsabilidad social de la arquitectura
Como muchas voces frente a la situación del país, la de Felipe García y FGAA está dirigida a consolidar espacios de diálogo como la estrategia central para avanzar. “Entender al otro es algo que en Chile se está haciendo muy complejo. La forma en que se desarrolla nuestra economía, cultura y ciudades debe nacer de ciertos consensos básicos y hoy tenemos la oportunidad de generar una base común desde la que aprendamos a dirimir nuestras diferencias. Creo que si esto se logra, las diferencias pueden convertirse en virtudes y no en conflictos”, señala.
En este enorme desafío de convergencia, Felipe sostiene que los arquitectos juegan un papel de mucha responsabilidad, especialmente de cara a los conflictos urbanos; la tarea de encauzarlos hacia soluciones, destaca, “es parte de nuestra responsabilidad social”.
“Creo que tanto la AOA como el colegio de Arquitectos son muy importantes en la defensa del desarrollo profesional. Los gremios tienen mucho que decir y unir las voces es clave. Además, creo que es importante la relación y colaboración entre arquitectos. Las ciudades que son nuestro campo de acción y se construyen entre todos, y como oficina tenemos una vocación colaborativa importante en ese sentido”, termina.
Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir una red amplia de vínculos con la sociedad.