La decisión vino con la solicitud de una propuesta. Les habían encargado un conjunto de cabañas en Maitencillo que, pese a su sencillez, implicó una experiencia de aprendizaje que les hizo unir sus talentos. “El cliente tenía en mente que hiciéramos un diseño casi copiado de las típicas cabañas que se venden como kit prefabricado, lo que nos parecía una respuesta poco atingente. Pudimos darle una vuelta a través del diseño y, a un mismo costo, logramos algo mucho más acorde al problema que se nos planteó, lo que derivó en arriendos muy exitosos para el cliente”, cuenta Franco.
Sin embargo, el éxito también llegó para ellos. La propuesta, que fue publicada en revistas y medios internacionales, probaba la eficacia de una metodología que se forjaba como la base de una iniciativa conjunta y que, luego, replicarían en proyectos sucesivos. En 2010, formaron la oficina SML Arquitectos, a la que pronto se sumó Sebastián Mundi, un compañero de generación.
Durante los primeros años, SML Arquitectos centró su interés en la vivienda colectiva, pues, como comenta Franco, veían en ella un campo interesante y que estaba siendo mal abordado, “lo que resultaba en proyectos de baja calidad arquitectónica y en soluciones repetidas sin la menor reflexión”.
Somigli recuerda que insertarse en el mercado no era una tarea fácil, especialmente en el de edificación. La juventud de los socios y una presunta falta de experiencia les jugaba en contra. Por eso, articularon una estrategia de inserción a través del “auto encargo”. “Comenzamos a estudiar terrenos que nos parecieran interesantes, principalmente sitios insertos en tramas urbanas consolidadas o en proceso de regeneración, para luego buscar inversionistas y analizar no solo la normativa, sino que también evaluando el negocio mismo”, explica Franco.
Fue así como terminaron desarrollando sus primeros edificios de vivienda, como el proyecto de seis dúplex con plantas flexibles y materiales en bruto, ubicado en cerro San Luis, y que también recibió la atención de los medios especializados.
Así, en base a esta cultura de trabajo, SML Arquitectos comenzó a formar un portafolio que es el reflejo de sus casi once años de historia. La oficina se sustenta en el estrecho vínculo de sus socios, quienes, como destaca Franco, aportan desde su experiencia “para nutrir el proyecto arquitectónico, ya sea desde un ámbito urbano, sociológico o economicista”. Así, cada integrante se hace cargo de una especialidad que ha devenido en un enriquecimiento del proceso creativo de cada encargo.
De hecho, Somigli puntualiza que el sello diferenciador de SML Arquitectos radica en su capacidad de entender las complejidades de cada proyecto y transformarlas en respuestas apropiadas y en propuestas estilísticas que no se repiten. “Es quizás por esa razón que nuestros proyectos pueden llegar a ser muy diferentes entre sí, aunque se trate de encargos similares, puesto que cada uno encierra un sinnúmero de variables y problemáticas que le son propias y específicas y que tratamos de identificar con claridad para abordarlas de la mejor forma”, señala.
Esta mirada la han impreso en una cartera de clientes provenientes del mundo inmobiliario, un sector que, a juicio de Franco Somigli, ha sido muy cuestionado por su baja calidad arquitectónica. Para el profesional, el aporte de SML Arquitectos ha sido precisamente el de “ser capaces de hacer buenos edificios y que han sido rentables, rompimiento el mito de que invertir en diseño es caro”.
Adicionalmente, el sector ofrece otros complejos desafíos, como es el de la gestión de la amplia red de actores involucrados en la ejecución de cada proyecto. Una tarea que, en la experiencia de Somigli, depende de la generación de confianza. “Hemos aprendido a lidiar con esta compleja serie de requerimientos entendiendo que no necesariamente se contraponen. El buen diseño es aquel que logra alinear las necesidades de cada uno de estos actores y, por tanto, nuestra labor es saber entender sus diversas expectativas y canalizarlas a través del proyecto”, afirma.
El resultado está en la trayectoria de la oficina: más de 1.200 viviendas diseñadas, entre casas y departamentos. Aunque, para Franco, lo importante no son los números: “somos conscientes de la responsabilidad subyacente al hecho de que en cada una de ellas vivirán familias, a quienes les estamos diseñando su ‘lugar en el mundo’ y en las cuales desarrollarán y llevarán a cabo sus planes de vida”.
Un llamado a liderar la discusión
Franco Somigli cree que Chile se encuentra en un momento trascendental en el que, por primera vez, el concepto de ciudad es parte central de la agenda y la discusión constitucional. Por eso, está convencido que las y los profesionales de la arquitectura deben posicionarse en los sitios de liderazgo para conducir un debate que articule a aquellos actores que “influirán en los lineamientos urbanos que se definirán y que, como hemos visto, tienen una alta incidencia en la calidad de vida de las personas”.
Este paso adelante de la arquitectura, continúa Somigli, rompería con la tendencia de subvaloración del gremio a la hora de determinar políticas públicas orientadas a la gestión de los centros urbanos. “Es esa oportunidad única, en la cual la ciudadanía clama por ciudades más justas, la que debería guiarnos a retomar nuestro rol como grandes articuladores, abarcando de forma integral desde el problema de la vivienda, el transporte y la planificación urbana”, subraya.
Es a partir de ese convencimiento desde el que SML Arquitectos decidió asociarse a AOA, a la que ven como una instancia importante de discusión de los temas que afectan al ejercicio profesional. “A lo largo de los años, la Asociaciónha logrado conformar una red interdisciplinaria cuyo aporte nos parece muy atingente, en especial en momentos en que la discusión sobre la ciudad y el acceso a la vivienda han cobrado gran relevancia”, concluye Somigli.