Para avanzar en el cuidado del medio ambiente, la electromovilidad es clave. Según datos del Ministerio de Energía, el sector de transporte consume el 37% de la energía utilizada en el país, y el 99% de esta corresponde a fuentes fósiles importadas y contaminantes.
Es por eso, que toma real importancia implementar la energía eléctrica para los vehículos y así disminuir las emisiones de gases contaminantes. Para ser más específicos, la electromovilidad es el uso de sistemas de impulso o tracción que utilizan energía eléctrica aplicados en distintos medios de transporte. De esta forma se han desarrollado vehículos que se alinean con el desarrollo sustentable del país y del mundo.
“La transición energética que estamos viviendo busca reemplazar el uso de los combustibles fósiles por energías renovables y la eficiencia energética. Se estima que cerca del 80% de las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero vendrán justamente de la transición energética, en partes iguales entre la eficiencia energética y las energías renovables”, explica Ignacio Santelices, director ejecutivo Agencia de Sostenibilidad Energética (AgenciaSE).
El compromiso de diversos países del mundo, incluido Chile, es ser carbono neutrales al 2050, siendo la electromovilidad un pilar fundamental para alcanzar estos objetivos. La electromovilidad contribuye al medio ambiente y presenta oportunidades relevantes para el desarrollo económico sostenible, pero también contribuye significativamente a mejorar la calidad de vida de las personas. “La energía eléctrica almacenada en baterías no produce emisiones de CO2 al liberarse en el vehículo eléctrico cuando está movimiento, sin embargo, en la actualidad gran parte de la energía utilizada por el sector transporte corresponde a derivados del petróleo, la combustión de éstos genera emisiones de GEI entre otros contaminantes responsables del cambio climático. Si para el 2050 Chile logra que la matriz de generación eléctrica esté compuesta por mas de un 70% de energías renovables y 40% de vehículos eléctricos livianos, evitaría 11 millones de toneladas de CO2 al año”, detalla Víctor Nadal, socio fundador de NFL Arquitectos Revisores y miembro de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).
En Chile, en cuanto a la implementación de la electromovilidad, actualmente existen flotas operativas de vehículos comerciales que se encargan del transporte de carga, furgones de empresa de agua potable, camiones eléctricos de reparto, triciclos eléctricos, entre otros.
“Habrá que esperar a que los fabricantes pongan en el mercado las versiones definitivas de los camiones que ya están en periodo de prueba según sea el estado del proyecto. En el último caso, se debe decidir a cuál atributo dar importancia: autonomía o capacidad de carga. Lo interesante es que ellos además están integrando nuevo conocimiento sobre logística y conducción asistida, por lo que veremos un salto en la eficiencia de esta industria en varios aspectos, considerando que el transporte de última milla (asociado a vehículos de menor tamaño y que ya se venden comercialmente) ya comenzó su electrificación mediante un plan progresivo, que les permitirá reducir notoriamente su huella de carbono”, señala Mauricio Ramírez Molina, socio fundador de 88 Limitada y miembro de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).
Se espera que en el mediano plazo las localidades se conviertan en “ciudades inteligentes”, donde la infraestructura, la movilización y la relación del humano con el medio está pensado en orientar la vida hacia la sostenibilidad. Es por eso, que el desafío de parar las consecuencias de la degradación que ha habido con el medio ambiente es responsabilidad de todas y todos.
“Todos los avances tecnológicos no pueden actuar por sí solos y es necesario reprogramar el ADN cultural con nuevos y mejores hábitos relacionados con la conciencia y cuidado medioambiental que también nos incluye como seres humanos para asumir el desafío de tener ciudades inteligentes en nuestro país, de lo contrario sólo se trata de un envoltorio ya que no podemos olvidar que las ciudades son sus habitantes y viceversa”, señala Nadal.
Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para lograr la coherencia entre los instrumentos de planificación que todavía fomentan la utilización excesiva del automóvil y una baja densidad en zonas de alta inversión pública.
Recuadro
-El compromiso de diversos países del mundo, incluido Chile, es ser carbono neutrales al 2050, siendo la electromovilidad un pilar fundamental para alcanzar estos objetivos.
-Empresas avanzan hacia la sostenibilidad a través de la electromovilidad.
Un transporte más limpio, seguro y eficiente es parte de lo que se está trabajando con la electromovilidad en Chile. Actualmente, ya se han implementado vehículos que se utilizan como taxis, como última milla e, incluso, como transporte de carga, desplegándose en distintas partes de Chile. Pero su uso aún forma parte de un bajo porcentaje en relación al combustible fósil.
“Hoy por hoy, la energía más limpia es la electricidad, y a medida que aumente la participación de energías renovables en la matriz eléctrica, será aún más limpia. Por eso, el desafío es electrificar el consumo de combustibles fósiles en el transporte, la industria y hogares”, explica Ignacio Santelices, director ejecutivo Agencia de Sostenibilidad Energética.
En el caso de las plantas de producción, los sectores productivos se caracterizan por contar con tecnologías distintas a las que usamos corrientemente en ciudad. Es común ver vehículos a diésel, gas o derivados, por lo que una nueva adopción tecnológica implica siempre un estudio previo.
“Por un lado, migrar sus sistemas a electricidad implicará estudiar el peso de esa decisión en la factura eléctrica, pues sabemos que en sectores productivos se cambia de fuentes de energía en el mismo día, porque la tarifa eléctrica no es homogénea (horas punta). Esto podría derivar, alternativamente, en el aumento de la producción fotovoltaica o en la implementación de sistemas de cogeneración intramuros, de forma tal que el mismo proceso productivo permita, a través de excedentes o mayor capacidad de generación, alimentar eléctricamente sus vehículos. Esto último tiene una externalidad positiva, que es la reducción de la huella de carbono de la empresa, en tanto esa generación eléctrica sea diseñada e implementada bajo esa condición”, indica Mauricio Ramírez Molina, socio fundador de 88 Limitada y miembro de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA).
De esta forma, las distintas industrias están incorporando cada vez más vehículos y herramientas que les permitan hacer sus labores, pero evitando al máximo contaminar, hacia el avance de emisión de huella de carbono cero para 2050, según el Acuerdo de París en el que participan más de 190 países.
Por Jessica Vera Uribe