El pasado primero de junio falleció nuestro querido asociado, el destacado arquitecto Rodrigo Larraín Gálvez.
Socio de Estudio Larraín junto a su hijo, Rodrigo Larraín Illanes, oficina que se especializa en arquitectura, interiorismo y diseño; contando en la actualidad, con más de un millón setecientos mil metros cuadrados construidos.
Rodrigo fue arquitecto de la Universidad de Chile, egresado el año 1982, y ha sido autor de proyectos únicos, con identidad, enorme respeto por el medio en que se emplazan y gran calidad arquitectónica.
Tres de nuestros asociados recordaron a Rodrigo Larraín y su legado:
Mónica Pérez de la oficina Mónica Perez & Asociados / Arquitectura de Luz
Rodrigo siempre positivo e inspirado en su viaje por la arquitectura, en cada proyecto emprendía un nuevo camino lleno de sorpresas y grandes resultados. Siempre en su mente estaban los proyectos y las personas…no tenía horario para comunicar sus ideas, creo que no miraba el reloj…me encantaba oír sus “voladas” que le parecían muy naturales, pero significaban un gran estudio, coordinaciones y prolijos planos.
Amaba su carrera, amaba la profundidad del pensamiento, reconocía en las personas lo mejor de cada una y comunicaba de manera tan especial y personalizada sus objetivos que hacía fácil lo que parecía imposible.
Toda una experiencia, un honor y un aprendizaje haber trabajado con él aportando luz a sus proyectos, todos distintos, pero todos con un sello de rigor y elegancia. Un gran maestro, silencioso y feliz que vivirá para siempre en todos los que tuvimos el orgullo de acompañarlo en su vida profesional”.
De esta linda persona que fue Rodrigo, sus ojos llenos de luz y alegría serán el mejor recuerdo.
Fernando Marín de la oficina MAO Arquitectos
Habiendo recién egresado de la universidad tuve la oportunidad de trabajar con Rodrigo Larraín. Cuando en nuestros primeros trabajos teníamos ese tipo de oportunidades, trabajar con muy buenos arquitectos, aprendíamos aquellas cosas que no se enseñan en las Escuelas . En particular “el oficio”.
El legado que nos deja Rodrigo está lleno de obras de alta calidad, finas y principalmente de mucho oficio.
Un oficio que quedó plasmado, por ejemplo, frente al desafío de proyectar una obra en un terreno residual de la fachada continua que limita por el sur al Parque Forestal. Rodrigo lo hizo con una obra absolutamente contemporánea pero respetuosa e integrada a su elegante y exigente entorno como es el Hotel Ismael, referente de intervenciones apropiadas en contextos patrimoniales.
Esta y otras tales como el hotel Ladera, los Enjoy, muchos edificios de oficinas y viviendas son hoy parte del paisaje urbano de nuestras ciudades. Muchas de ellas silenciosas, respetuosas.
Por ese mismo respeto y mesura de sus obras, quizá Rodrigo nunca hubiera dimensionado el gran recuerdo y legado que nos deja a muchos que hoy trataremos de seguir su ejemplo para construir mejores ciudades.
Jorge Belmar de la oficina BBL Arquitectos
Conocí a Rodrigo Larraín el año 1992, cuando mis socios y yo comenzábamos el camino de formar una oficina.
Eran tiempos para nosotros de mucha energía, avidez por avanzar en la profesión y hacer proyectos.
Rodrigo que era nuestro jefe, aparte de ser muy amable y estar siempre disponible, fue muy generoso con transmitirnos su experiencia y conocimientos en un tema del cual nosotros nada sabíamos.
Hicimos dos edificios juntos y fue una oportunidad para aprender de él aspectos muy relevantes en el quehacer del arquitecto tales como la pasión por los detalles, el celo profesional y la fidelidad al encargo.
Años después, pude en vida agradecerle por esta gran oportunidad. Él, con sus ojos claros y sonrisa cariñosa, me respondió que había sido un placer.
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