01 de agosto de 2022

Día del Arquitecto

Pablo Jordán Fuchs

Presidente

Asociación de Oficinas de Arquitectos

 

El próximo jueves 04 de agosto es el Día del Arquitecto. Saludamos, por ello, a todos nuestros colegas arquitectas y arquitectos quienes por vocación eligieron servir a su prójimo mediante el diseño, la gestión, la regulación y la investigación, de sus ciudades, de su vivienda, de sus lugares comunitarios y espacios públicos, de sus símbolos, y también, de su patrimonio.

 

Dando de sí diariamente, e intentando aportar a la resolución de los desafíos del hábitat colectivo, de la identidad y de la forma de asentarse en un territorio siempre diverso y que impone condiciones únicas, el Arquitecto integra en su obra las dimensiones social, ambiental, económica, tecnológica, política incluso. Suma la pasión por la belleza, la armonía, el sentido y significado de la obra. Remata, con la capacidad de integrar funcionalidad, seguridad constructiva y materialidad, haciendo de la obra arquitectónica un producto cultural y de profundo sentido social.

 

Encariñado con las políticas públicas de asentamiento humano, vivienda y ordenamiento territorial busca incansablemente el equilibrio y la articulación inteligente y productiva entre el medio y la obra, los recursos y su disposición en el proyecto. No conforme con ello, hurga en la memoria, la poesía, la historia y la leyenda para encontrar y reinterpretar valores antiguos, reglas y relaciones de siempre, cultura y tradiciones.

 

En la dimensión social sobresale por su indudable sensibilidad por los más necesitados, por la conciencia profunda de que lo común es fundamento de progreso, bienestar y seguridad. De que en lo de todos radica el secreto de lo social. Protege el patrimonio. Releva la historia. Aprende de ella. Asienta su quehacer en el respeto por la cultura y el lugar, su condición natural, y su valor.

 

Nuestro renovado desafío de vivienda y más ampliamente, de la construcción y materialización del hábitat, exige de todos aunar esfuerzos de imaginación, diseño y ejecución de formas diversas de asentarse en el territorio, considerando en este esfuerzo no solo la demanda cuantitativa habitacional, sino que también su adecuada inserción en barrios y ciudades equilibradas, con buenas condiciones de habitabilidad, conectividad, servicios y equipamientos.

 

Aquí, la articulación entre sectores público y privado, la suma de recursos e ideas, nuevas formas de proyectar que se anticipan a la evolución de las demandas y al cambio temporal de los asentamientos, a la progresividad en materia de gestión y ejecución de proyectos urbanos y habitacionales, son fundamentales para la convergencia en este desafío social y nacional. Lo es también la innovación en la recuperación y reciclaje de tejidos urbanos existentes, la adaptación de los procesos de asentamiento a las condiciones únicas del territorio y el medio natural, y la incorporación de los usuarios en la preparación de las propuestas.

 

La ciudad y su adaptación a estas demandas es territorio propio de la acción de los arquitectos. Es, hasta ahora, la forma preferida por la evolución social para lograr progresar, intercambiar, crecer e inventar. Es más que el soporte técnico o de infraestructura para la vida familiar y personal. Es también el lugar, la identidad, la raíz que da sentido y pertenencia social. Análisis urbano, planificación y gestión urbana, políticas de desarrollo urbano sustentables y con visión estratégica, urbanización y extensión urbanas, recuperación de centros y sectores deteriorados, el fundamental y estructurante rol de los espacios públicos como soporte a la construcción y vida social, el equipamiento urbano, son todas dimensiones críticas de la nueva ciudad. La obvia relación entre ciudad y ciudadanía da cuenta de ello.

 

La buena ciudad no alcanza a realizarse sin un renovado cuidado entre medio natural y desarrollo urbano. Tampoco la buena obra arquitectónica. En este campo los arquitectos siempre han sido fundamentales. Los modelos y patrones de asentamiento, sean estos vernaculares, diseñados o planificados, son reflejo de las capacidades técnicas, materiales, de organización y trabajo común de los habitantes. La guía, la articulación en propuestas factibles, la incorporación de armonía, jerarquía y belleza, también del componente simbólico y representativo, el monumento y el espacio público son materias propias del ejercicio profesional.

 

Se agregan hoy las tareas de integrarnos efectivamente con otras disciplinas, de adecuar metodologías y procesos a la participación ciudadana, y la responsabilidad de alcanzar acuerdos entre actores diferentes. De ajustarnos a marcos normativos cambiantes y a instituciones que no reflejan operativamente las nuevas escenografías legales que regulan este importante proceso.

 

La expansión del ámbito profesional requiere de adaptabilidad, de propuestas y proyectos que informen visiones de desarrollo urbano y habitacional a la comunidad, a los tomadores de decisiones, a la inversión pública y privada, a quienes formulan y aprueban leyes y reglamentos. El proyecto, como base fundamental de expresión de la Arquitectura y el Urbanismo, es sin duda un vehículo principal para ello. La obra, su manifestación y objeto. Ambos hacen a la Arquitectura una profesión fundamental para la vida social y personal.

 

Enfrentados a este incompleto panorama de desafíos, la Arquitectura ofrece su intrínseca capacidad de observación e interpretación en claves espaciales y temporales de procesos sociales, económicos y ambientales; respuestas operativas de articulación entre diferentes miradas las que se resuelven en los proyectos urbanos y arquitectónicos; su contribución a la armonía en el uso y destino del territorio; su aproximación original a preguntas tradicionales; propuestas normativas que buscando el bien común, sean, sin embargo factibles y operativas.

 

La obra arquitectónica, el proyecto urbano, el plan urbano, la política urbana, la gestión de estos, son las respuestas profesionales a las demandas sociales y de desarrollo habitacional. Lo son también, las normas, metodologías, enseñanza, comunicación y registro que dan cuenta de las herramientas blandas necesarias para la materialización de ideas y proyectos en obras e instrumentos de gestión.

 

No se agota sin embargo el quehacer profesional en estos dos ejes. La profesión, generosa y humanista en su concepción original, entrega numerosos ejemplos de ejercicio destacado en las áreas de la cultura, el patrimonio, la recuperación de inmuebles, la renovación urbana, el medio ambiente, los espacios públicos y el gobierno urbano.

 

En este Día del Arquitecto, saludamos a todas las arquitectas y arquitectos de Chile. Los felicitamos por sus obras y dedicación, por perseverar y continuar una profesión antigua y noble. Por servir.

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