Señor Director:

Hemos escrito muchas cartas respecto al abandono de espacios públicos, monumentos y fachadas de edificios en nuestras ciudades.

El acuerdo firmado entre las alcaldesas de Santiago y Providencia, con el subsecretario de Desarrollo Regional, enciende una luz de esperanza para iniciar la recuperación de la llamada “Zona Cero”. Esta puede ser la semilla que permita devolver la belleza perdida y sensibilice a todos para cuidar los espacios urbanos. Sin embargo, nada será efectivo si estas medidas no van acompañadas de acciones concretas en seguridad y la participación colectiva en la pacificación de la vida ciudadana.

La experiencia nos señala que la pintura para borrar los rayados, dura “lo que el agua en un canasto” y los grafitis y la destrucción reaparecen. En los últimos años lo hemos vivido y hace poco el pintado de fachadas en Valparaíso fue flor de un día.

Se está pensando en una solución a corto plazo y es necesario atacar el problema de base desde sus raíces más profundas. Cuando vemos que alumnos de liceos emblemáticos aprovechan los recreos para atacar una división militar con bombas molotov, mientras sigamos permitiendo que el Estado de Derecho siga siendo vulnerado sistemáticamente y no asumamos la responsabilidad de educar y formar a nuestros jóvenes desde la cuna, la situación de nuestras ciudades seguirá siendo frágil y presa de estos desmanes.

El acuerdo puede marcar un inicio para incentivar el compromiso en esta labor, generando y fomentando el aprecio por lo público para una mejor ciudad, motivando un verdadero espíritu solidario y relevando los valores de nuestra arquitectura como un bien general, cultural y patrimonial que es obligación de todos cuidar y respetar.