Señor Director:

Con gran desilusión hemos visto como nuestro patrimonio sigue destruyéndose y cayéndose a pedazos. La Casa Italia incendiada dos veces y perdida para siempre o la Iglesia de San Francisco en Ancud también incendiada, ejemplos hay muchos y la ley sigue demorándose. El último en desmoronarse, el Bar Inglés en Valparaíso.

Esto, sin embargo, era la crónica de un derrumbe anunciado. La débil institucionalidad patrimonial, la falta de apoyo financiero y nula gestión, son causas directas de este abandono. Mientras tanto, la nueva ley de Patrimonio Cultural presentada al Congreso en 2019 continúa su trámite a paso lento.

Sin perjuicio de lo anterior, se ve una luz al fondo del oscuro túnel ya que el gobierno le ha puesto suma urgencia a su tramitación por lo que esperamos una pronta discusión en la sala de la Cámara y luego en el Senado para una oportuna promulgación en el más breve plazo posible. Es urgente y necesaria porque reemplazará nuestra antigua y obsoleta legislación que data de un siglo y cuya última modificación fue hace cincuenta años.

Esperamos de parte del Congreso su acción decidida y comprometida con el necesario cuerpo legal que está en sus manos para una tramitación expedita y oportuna y que ya lleva mucho tiempo.