02 de mayo de 2022

A 20 Años de la partida de Manuel Moreno Guerrero

El viernes 29 de abril, a las 12:00 horas, la AOA conmemoró los veinte años del fallecimiento del arquitecto de la Universidad de Chile, Manuel Moreno Guerrero.

 

Nuestra Past President, Mónica Álvarez del Oro, dio la bienvenida y Humberto Eliash Díaz habló sobre su amigo, socio, compañero de estudios y la persona: frente a él estaban su viuda, la arquitecta Viviane Oliger, sus hijos y sus amigos.

Mientras Eliash leía, se mostraba un diaporama con imágenes de Moreno que daban cuenta de su vida y su trabajo.

 

Al terminar sus palabras, Viviane Oliger ofreció la palabra a los asistentes para que recordaran las anécdotas que tuvieron con Manuel. Gran parte de ellos se refirió a situaciones entretenidas en común y se comentaron historias no contadas sobre este hombre que amaba la arquitectura, que al salir a veranear con su familia paraba en todas las ciudades y pueblos en busca de ella y que transformaba el viaje en auto en una odisea antes de llegar a destino; o que en un vuelo con retraso convencía a los pasajeros para salir a conocer la ciudad, momentos donde él tomaba fotografías a los proyectos que le interesaban, mientras hablaba de arquitectura.

 

Escuchar hablar a sus amigos se transformó en una verdadera clase de historia y alegría sobre este hombre que junto a Eliash cambió la historia de la arquitectura chilena con su libro “Arquitectura y modernidad en Chile / 1925 – 1965, una realidad múltiple” (1989), que ha sido el pilar del conocimiento de todas las Facultades de Arquitectura.

 

Se nos fue un gigante de apenas 48 años de edad que diseñó notables edificios privados y públicos y que sigue marcando a todos los estudiosos de la arquitectura con sus publicaciones.

Revisa a continuación el texto presentado por Humberto Eliash
 
El reposo del guerrero: Manuel Moreno (1953-2002): a 20 años de su muerte

Por Humberto Eliash Díaz

 

Aunque esperada por los amigos más cercanos a la familia, la noticia golpeó duramente el ambiente de la arquitectura nacional y latinoamericana: había muerto Manuel Moreno Guerrero. Su mirada transparente y asertiva se apagó para siempre el domingo 28 de abril de 2002, a los 48 años de edad, después de batallar tenazmente durante nueve años contra el cáncer que lo afectaba.

 

Sin embargo su espíritu luchador y su carácter emprendedor se mantuvieron siempre vivos y no declinaron ni siquiera en los momentos más exigentes del tratamiento médico. Quienes estuvimos la suerte de estar cerca suyo estos años no olvidaremos jamás su entereza física, su lucidez mental, su contagioso entusiasmo y su integridad moral que nos sirvió de ejemplo vivo y lo hicieron respetado por estudiantes y profesionales dentro y fuera de nuestras fronteras.

 

Manuel esparció su talento por los difusos y difíciles territorios de la arquitectura destacándose en prácticamente todos ellos.

 

Como arquitecto diseñador participó en obras de alto significado urbano y valores arquitectónicos tales como el edificio Fundación y la Torre Las Américas hechos en sociedad con Boza, Lürhs, Muzard y Duval. Luego, en forma independiente, realizó los edificios institucionales para ByR ingeniería, EDAPI y la fábrica ARGOS S.A.

 

El campo educacional lo motivó especialmente para dotar de contenidos arquitectónicos a la Reforma educacional en marcha. Así realizó innumerables proyectos para Colegios entre los que cabe destacar los Colegios Alcántara, San Damián, Everest, Alicante, Monseñor Oviedo, Highlands y Maimónides.

 

También se interesó en la arquitectura para la educación superior como lo demuestra la remodelación del edificio de la Facultad de Geología de la Universidad de Chile y más posteriormente el nuevo edificio para la Universidad Finis Terra en calle Pocuro esquina Pedro de Valdivia.

 

Sus ojos no alcanzaron a ver terminadas las ampliaciones de los Colegios municipales de La Reina y otros proyectos, cuya continuidad quedó a cargo de sus más cercanos colaboradores, Jorge Marsino, María Inés Buzzoni y su mujer, Viviane Oliger, quien se reintegra como arquitecta a su oficina.

 

Su interés por el bien público seguramente es deudor de su formación en el Instituto Nacional y en la Universidad de Chile donde nos conocimos. Juntos realizamos el edificio del MOP- MINJU de Copiapó, la Biblioteca y Aula Magna de la Facultad de derecho de la Universidad de Chile aparte de innumerables concursos públicos. En ellos ha quedado impreso nuestro compromiso por la arquitectura de uso público y, en lo personal, son un testimonio concreto de nuestra amistad de 30 años.

 

Como profesor universitario dictó clases de Taller en la Universidad de Chile donde se graduó en 1978. Posteriormente, y hasta la actualidad, se integró como profesor, al programa de magíster de la Escuela de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica, institución también en la cual formó parte del comité editor de la Revista ARQ.

 

Como crítico supo ganarse un prestigio por el rigor y la seriedad de sus intervenciones ya sea para defender el patrimonio moderno amenazado, para criticar la extensión del metro por vías elevadas o para impulsar cambios en la política de vivienda social por citar algunas de las más recordadas.

 

Como historiador de la arquitectura fue miembro de ICOMOS y se destacó especialmente por su aporte a la valoración del patrimonio moderno de Chile.

 

El libro “Arquitectura y Modernidad en Chile 1925-1965” que escribimos y publicamos el año 1989, es el principal aporte, aunque no es el único, que hizo Manuel en el campo de la historia de la arquitectura: escribimos cinco libros de los cuales hay tres inéditos.

 

Su interés gremial lo llevó a participar activamente en comisiones de trabajo, en bienales, congresos y seminarios del Colegio de arquitectos de Chile y de los Seminarios de arquitectura Latinoamericana.

 

Su generosidad lo llevó a realizar los proyectos de remodelación de El Castillito y la sede nacional del Colegio de arquitectos, ambos sin concretar.

 

Su gran sensibilidad social se manifestó privadamente participando en campañas de ayuda solidaria y también en la realización de proyectos gratuitos para instituciones religiosas y educacionales de escasos recursos.

 

Para finalizar cito al escritor Miguel Laborde: “ Manuel recalcaría que sólo hay una obra moderna protegida como Monumento Nacional, la iglesia y monasterio de los Benedictinos. Y que entretanto día a día se demuele el más coherente y masivo patrimonio de Chile, diluyendo así la memoria colectiva de uno de los grandes momentos de nuestra historia. Su temprana partida alcanzó a dejar, sin embargo, esta madura visión y les dejó una gran tarea a las nuevas generaciones…”

 

Muchas gracias…. (escrito en mayo de 2002)

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