Ascensores, Baburizza y Querétaro
Seguir leyendo editorial de El Mercurio
Tuve que viajar a Chile estos días. Por un lado, para participar en la visita del Presidente electo de México, Enrique Peña Nieto; por otro, para presentar, en la U. Finis Terrae, a los destacados intelectuales Álvaro Vargas Llosa, de Perú, y Jorge Castañeda, de México. La visita de Peña Nieto, que asume en diciembre próximo, puso de manifiesto que bajo su administración seguirán intensificándose las relaciones bilaterales. Y la de los expertos sirvió para que éstos analizaran en esa casa de altos estudios, ante un teatro lleno, las perspectivas de las Américas.
En este contexto asistí en Valparaíso a la puesta en marcha de ascensores recientemente restaurados y a la inauguración del magnífico Museo Baburizza. Como en el caso de los trolebuses y los paseos en lancha por la bahía, los ascensores constituyen parte esencial de la identidad porteña, y a mi juicio era un escándalo y una tragedia que en el pasado se los haya dejado deteriorarse y morir. Con ellos se desvanecían también referentes claves de la obra de Joaquín Edwards Bello, Carlos León, Manuel Rojas, Pablo Neruda, Camilo Mori, Sarita Vial, Renzo Pecchenino o Joris Ivens. Para los porteños es de suma importancia el rescate de esta identidad, pues lanza señales positivas al mundo y a quienes creen en Valparaíso e invierten esfuerzos allí.
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