A través del tiempo, en el rubro de las demoliciones de nuestro país se han ido introduciendo diversas herramientas y metodologías mecanizadas, e incluso algunas computarizadas, entre las cuales se encuentran maquinaria pesada o aparatos especiales, como accesorios para las mismas, de manera de hacer más eficientes y precisas las faenas, especialmente cuando ellas son parciales. La industria, por otra parte, ha incorporado sistemas de demolición, tanto parciales como globales, que generen despejes selectivos no destructivos. Como ejemplo de ello, existe la demolición mediante chorros de agua de alta presión, conocida como hidrodemolición, que permite despejar zonas puntuales en elementos de hormigón armado o albañilerías.
Reconociendo que las demoliciones han sido resueltas tradicionalmente utilizando herramientas y metodologías manuales —para recuperar los materiales de mayor valor—, el director del Instituto de la Construcción, Sergio Contreras, destaca que el país ha avanzado en la utilización de técnicas con agentes expansivos que sustituyen a los materiales explosivos y ofrecen una mayor seguridad a los operadores y a las personas. ‘Esta técnica se ha usado de preferencia en elementos masivos como rocas o bloques de hormigón’.
Al respeto, agrega que las demoliciones selectivas de elementos de construcciones han tenido una incorporación importante, mediante cortes controlados con sierras o cadenas que permiten programar tamaño y transporte de los escombros. ‘En resumen, Chile ha estado a la vanguardia de varias de las tecnologías modernas de demoliciones, aunque todavía quedan espacios importantes para avanzar en el futuro’.
Procedimientos
En estricto rigor, las empresas del rubro con expertise en esta área de la industria establecen que la faena de demolición debe estar supervisada por una inspección técnica y de control de obra de demolición que certifique el procedimiento y cumplimiento del método de trabajo respectivo, de conformidad no tan solo a la reglamentación existente, sino que al cuidado y seguridad de la obra misma y del personal que trabaje en ella.
Al respecto, Fernando Moras Opazo, docente de la Escuela de Construcción DuocUC, asegura que en Chile se desarrolla un control exhaustivo. Primero, dependiente de la empresa que debe realizar y organizar la demolición como tal y, en segunda instancia, por los organismos estatales que deben velar por todos aquellos antecedentes que deben ser presentados en las direcciones de obras municipales, los que deben certificar el ingreso en una serie de documentos de ese expediente de demolición y que, además, debe venir supervisado por una empresa tercera que acredite el control y la prevención de la contaminación subyacente en el proceso de la demolición, el control de polución, el control de plagas y la reducción de residuos, y finalmente presentado por las empresas que llevan adelante esta área de la industria.
Desafíos
Uno de los grandes desafíos pendientes en el tema de las demoliciones en Chile es lograr una modernización con equipos y procedimientos mejor adaptados al desarrollo económico de la industria. ‘Es prioritario adaptar esos procedimientos de manera que cumplan plenamente con las premisas y necesidades de la economía circular y la protección del medio ambiente’, precisa Contreras.
Y añade: ‘Las demoliciones tienen actividades altamente contaminantes que, por lo tanto, deben ser refinadas, de manera que se disminuya la emisión de material particulado o productos nocivos para el ser humano. Esto implica un control más dedicado y estricto, lo cual representa un desafío para Chile en el futuro’.
Para Moras, otra tarea pendiente es el control más exhaustivo en el cumplimiento de un área que vincula a nuestro país a los tratados internacionales. Esto es el manejo de los residuos de construcción en el cuidado del medio ambiente.
En el caso de Chile, particularmente conocíamos el desecho de construcción, ‘rescon’ o residuo de construcción (RCD), que hoy, gracias a situaciones de catástrofe, como el terremoto del 2010 y otros anteriores que generaron grandes cantidades de residuos de materiales de edificación u obras civiles, fue abordado a partir de la norma chilena 3562 del año 2019, en donde se concordó que para todas las empresas de construcción será obligatorio el cumplimiento cabal de un plan de gestión de residuos de obra.
‘Si bien es cierto este plan no está directamente relacionado con la demolición misma, implementa el tratamiento de todos aquellos residuos que se generan en las obras de construcción, indistintamente de su procedencia’, acota el académico de DuocUC.
Todo esto, a su juicio, orientado en una fase de homologación de los estándares que se cumplen en la comunidad europea con el manejo de los materiales de construcción y con la finalidad de evaluar la generación de RCD a lo largo del ciclo constructivo de las obras referidas en la industria de la construcción.
‘Aun cuando la finalidad es el traslado y acopio de los materiales de desecho de la construcción, el gran valor agregado que está por desarrollarse en la industria es el manejo y la capacitación del área de la construcción en la reutilización, reciclaje o valoración energética de aquellos materiales de construcción clasificados como desechables o descartables’, puntualiza.
Ejemplo de ello es la reutilización de hormigón de demolición para la construcción de carreteras u obras marítimas portuarias, el que representa ahorros energéticos en la industria que debe producirlos para su uso en el reciclaje. ‘Además, la clasificación, reutilización y valorización de los materiales de desecho son parte de las tareas a futuro de una industria que debe proyectarse en buenas prácticas como la industria de la construcción 4.0’, concluye el académico.
AOA: OTRA MIRADA Una visión distinta de este tema posee la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), la que sostiene que si bien existen muy buenas empresas de demolición y que este tipo de trabajos está regulado adecuadamente por la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), la conservación y reutilización de un edificio es mucho más sustentable y vale la pena intentar evitar una demolición que produce contaminación, escombros y huella de carbono, causando daño al medio ambiente.
‘En cambio, si luego de agotar los estudios para aprovechar una estructura no es posible conservarla ni ser utilizada para otro uso, habrá que tomar todas las medidas para no perturbar al vecindario y controlar los daños medioambientales, de acuerdo con la normativa vigente’, enfatiza Yves Besançon Prats, past president de AOA.