Espacio público de carretera
Por Julio Poblete
Arquitecto
La Tercera
Cerrando el verano y en este primer lunes de full actividad en la ciudad, les plateo una última reflexión veraniega, que tiene que ver con cómo al incorporar espacio de uso público gratuito y de calidad, mejoramos nuestras carreteras.
Las concesiones viales tenían por objeto dotar a Chile de buenas carreteras, que fueran expeditas, seguras y confortables al viajero, similar al estándar de países desarrollados. El centro de la discusión ha estado centrado en los tacos en los peajes y las medidas especiales de mitigación. Sin embargo, pocos hablan de la experiencia del viaje. ¿Quién no ha anhelado un espacio verde y con sombra a la orilla del camino para hacer una pausa, estirar las piernas y comer un picnic dentro de un largo viaje de carretera? Las concesionarias de autopistas interurbanas que hoy explotan este negocio están en deuda, en un aspecto que es exigencia dentro de sus contratos vigentes: las áreas de servicio o descanso.
Para nadie es indiferente el cambio en la infraestructura vial del país que generó el programa de concesiones. Las estaciones de servicio a lo largo de las carreteras han mejorado notablemente; ya no sólo venden bencina, sino que también tienen amplios baños, venden comestibles, platos preparados y hasta suvenires. Sumado a ello, dentro de las obligaciones del concesionario está la de proveer de “áreas de servicio o descanso” cada cierto kilometraje, para que, sin pago adicional alguno, las personas puedan estacionar y descansar luego de varias horas de manejo, ir al baño, caminar o bien, comer un picnic. Todas las carreteras del mundo tienen estos lugares, sin embargo, en Chile son los parientes pobres de las concesiones.
Las áreas de descanso de la Ruta 5 Sur -al menos hasta el kilómetro 1000-, si bien cumplen con existir, ser gratuitas y estar en un estado razonable de aseo, adolecen de falta de espacios gratos para estar: no hay sombra, los prados están secos y sucios, faltan basureros y asientos, los juegos infantiles están deteriorados y su señalización es deficiente. A diferencia de las estaciones de servicios que son anunciadas incluso con 100 kilómetros de anticipación, las áreas de descanso uno se las encuentra de sopetón, sin posibilidad de detenerse ni menos de programar una parada.
Pienso que las áreas de descanso deberían ser una alternativa real a los estaciones de servicio -hoy “cuasi malls”-, cuando uno sólo quiere hacer una pausa sin tener que ver con el “consumir”.
Las concesiones viales corresponden a un modelo donde se entrega una faja de tierra pública a un privado para que construya y explote esa carretera como negocio. A ese negocio hay que fijarle estándares y condiciones, dentro de las cuales necesariamente debiesen estar estas zonas de descanso gratuito, con el mismo estándar que el que se le exige al tema vial. En general, una buena casa o un restorán elegante tienen baños acordes a su estándar. En el caso de las carreteras concesionadas, hoy no ocurre lo mismo con las zonas de descanso. Una mejor regulación y estándares claros en este tema debiese ser la forma de introducir espacios gratuitos de uso público adecuados: áreas de servicio y descanso 2.0.
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