En 1922, el arquitecto Antonio Gaudí, célebre por sus obras en Barcelona —siete de las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco—, como el templo de la Sagrada Familia, que es visitado por más de cuatro millones de personas al año, donó una parte de esta basílica a Fray Angélico Aranda para que fuera construida en la ciudad de Rancagua. Esta pequeña capilla seda la única obra del maestro construida fuera de España y, en palabras del propio Gaudí “que sea esta una prueba de confraternidad espiritual entre España y América”.
Han pasado cien años y, de ellos, veinticuatro han sido dedicados por la Corporación Gaudí de Triana con el fin de lograr la materialización de la obra, para lo cual han conseguido apoyo presidencial, financiamiento del MOP, un terreno y el apoyo del alcalde de Rancagua. Solo falta que la gobernación regional de su visto bueno al proyecto para que este se construya. Una obra de esta importancia, tanto patrimonial como arquitectónica, pondría a la ciudad de Rancagua en los mapas del mundo; habremos contribuido, también, a acercar la obra de Gaudí a todos los chilenos.
Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir
una red amplia de vínculos con la sociedad.