En relación con el Premio Aporte Urbano, ¿cómo podemos avanzar hacia un modelo de densificación urbana que impulse el crecimiento pero con calidad de vida? ¿Qué estamos haciendo bien y qué nos falta?
Nos falta «planificar» y «diseñar» el crecimiento de nuestras ciudades; en Chite tendemos a regular con un sentido restrictivo, que falla muchas veces por lo mismo, pues la normativa carece de una visión o imagen objetivo previa, que la oriente y dirija. El Premio Aporte Urbano busca «contaminar» positivamente a los referentes de la industria, pues el buen ejemplo es contagioso e ilumina. Nuevamente, densificación equilibrada, equidad e integración social serán elementos claves a considerar.
En ese marco, ¿qué soluciones puede brindar la densificación urbana equilibrada? ¿De qué se trata? ¿Qué nuevas oportunidades se puede abrir?
Es muy difícil definir cuál es el correcto equilibrio; ciudades tan distintas como Viena, Zurich, Vancouver o Tokio destacan siempre en los índices de calidad de vida de las ciudad a nivel planetario; sin embargo, ofrecen soluciones muy diversas. Cada ciudad, sus autoridades, estamentos técnicos especializados, la economía que las sustentan y sus habitantes (tanto los que ya la habitan como aquellos aspiran a habitarlas), deben definir cuáles son esos parámetros según tamaño, geografía e identidad. Hoy debemos llevar más ciudad a los extensos barrios segregados, faltos de equipamiento y con manifestaciones de inequidad territorial y de infraestructura y equipamiento muy dolorosas, las grandes ciudades deben ser todas policéntricas.
¿Qué respuestas puede entregar la arquitectura al desarrollo de nuevas ciudades? ¿Cuáles son los principales tareas en ese ámbito?
La arquitectura es clave, pues define los bordes de la ciudad y del espacio público que determina en consecuencia; una arquitectura de calidad obviamente generará un espacio urbano de calidad; sin embargo, es el urbanismo y la planificación multidisciplinaria e integrada (considerando que muchas de nuestras ciudades son multi-comunas), donde debemos poner nuestro esfuerzo, pues es allí donde están nuestros mayores déficits y dolores.
Sucede la paradoja de que es en los sectores menos acomodados de la población, donde el equipamiento urbano, tos estándares de calidad y la inversión pública es más deficitaria, en circunstancias que debiera ser precisamente al contrario; acceso al trabajo, servicios públicos, educación primaria, transporte. Todos ellos son elementos integradores que siempre la planificación urbana debiera considerar, muy especialmente en aquellas comunas que deben subordinarse a la escala ciudad; la ciudad por delante siempre.
Fuente: La Tercera