La congestión permitía ir más lento y escuchar a Ester que seguía presentando todos los edificios que se asomaban en el trayecto hacia el centro. Año de construcción, arquitecto, alguna que otra anécdota sobre su construcción o fallas que debieron ser reparadas, hasta detalles constructivos y otros aspectos técnicos o eruditos sobre patrimonio.  Siempre con una sonrisa, se esforzaba en darse a entender en español o portuñol, pero era difícil absorber tanta información y a la vez mirar, dibujar o fotografiar. De hecho, he revisado un tiempo después las primeras fotos de Rio y veo un sector universitario entremedio de industrias y favelas… algo caótica la primera impresión. No porque uno espere más aseo, sino porque cuesta hacerse un mapa mental de la ciudad. Quizás estemos mal acostumbrados en Chile de tener en todas partes referencias geográficas que ordenan el espacio o al menos te orientan.

“Esta niña no parece guía turístico” me dijo. “Fíjate que usa el pañuelo en el bolsillo derecho y las guías llevan el pañuelo usualmente atado al cuello, como las azafatas, o si no, en el bolsillo izquierdo. Es una convención internacional”. ¿y cómo sabes eso Luc? Se limitó a hacer un gesto diagonal en el aire como “Obvio lo deberías saber” En realidad no se mucho, con suerte cuando me levanto con más tiempo alcanzo a combinar alguna pilcha, nunca me habría dado cuenta de ese detalle, pensé.

En el bus veníamos arquitectos/as de varios lugares, como Peumo, Rengo, Santiago, La Calera, Curicó, Machalí, etc. Nadie reparó en el detalle del pañuelo y todos escuchaban atentos la enciclopédica charla a bordo. ¿Cómo habrán conseguido una persona que sabe tanto de arquitectura y urbanismo y que haya tenido la amabilidad de presentarnos la ciudad?  Pensaba en mapas mentales, y empezaba a saturarme de información cuando empecé a fijarme en las manos de Ester que se movían de un lado a otro del bus y podía ver cómo dominaba a todos los pasajeros, las cabezas se giraban de izquierda a derecha, de arriba a abajo, como si la guía en un momento se hubiera convertido en una directora de orquesta.

Llegando al hotel me puse a escribir mi reporte. Mientras más trataba de recordar lo que había visto, cómo entendía la ciudad y su arquitectura; menos podía hilar algo coherente. Tanta información en tan poco tiempo que el cerebro comienza a desprenderse de retazos inconexos y se queda con algunas imágenes, el bamboleo, la voz y las manos de la guía, sectores del puerto que fueron ganados al mar, y el bus pasando de un sector de la ciudad a otro a través de túneles. Hay tanto “accidente” geográfico en medio de la ciudad o, mejor dicho, tanta ciudad entremedio de gigantes promontorios. El renombrado investigador local Carvalho Mandioca dijo en 1986 que Rio se presenta “inter cuniculos” (lat. entre túneles). Cada sector representa una época distinta. El centro fundacional con palacetes de fines del s 19, luego hacia el sur y en el tiempo, Flamengo, Botafogo, Copacabana, Ipanema, Leblón. Guardando las proporciones, es como viajar en superficie desde Estación Central hasta Los Domínicos reconociendo los estilos y épocas de arquitectura de la ciudad, quizás con otra señora Ester de Chile. Como un “Déjà vu” diría Luc.

Oficina gubernamental, gente de uniforme y de civil intercambiando papeles, algunos escritos a máquina, parecía de otra época o de  varias épocas, mezclaba el repiqueteo de mecanógrafos, impresoras de punto y mucha conversación, en portugués así que poco podría decir de lo que ahí se hablaba. Todo esto dentro de una oficina con un letrero que decía “Comando Urbano”. ¿Cómo te fue con los arquitectos? Bien señor, estaba escribiendo el reporte. Se cumplió con el objetivo 1-a Confusão. Mañana proseguiremos con el siguiente propósito 1-b Mansão Sinistra. Obrigado senhora Ferreira dos Campos. Ester volvió a su escritorio a terminar el reporte y prepararse para el siguiente día junto a los visitantes de Chile.