Señor Director:

Hablando de crear inestabilidad como una forma de realizar transformaciones importantes, los arquitectos nos formamos para producir estabilidad en nuestros proyectos.

En efecto, Cass Gilbert, el arquitecto estadounidense reconocido en su momento por, entre otros méritos, defender la tipología de los rascacielos, sentenciaba entonces que hay que tener ‘cuidado con el exceso de confianza; sobre todo en cuestiones de estructura’.

De la misma forma, Anne Lacaton y Jean Phillipe Vassal, recientemente galardonados con el Premio Pritzker 2021, han realizado una fructífera obra bajo la máxima de ‘Nunca demoler, eliminar o sustituir; siempre añadir, transformar y reutilizar’. Y no es que Lacaton y Vassal trabajen siempre sobre el patrimonio protegido o estructuras consolidadas. Por el contrario, lo hacen con edificios de escaso interés y cuestionada habitabilidad, a través de ingeniosas soluciones arquitectónicas y constructivas. Durante su transformación producen la menor inestabilidad posible, al punto de que, en muchos de sus proyectos, los habitantes de los edificios intervenidos no abandonan su hogar. A pesar del poco impacto durante el proceso, con la obra construida son capaces de mejorar considerablemente la vivienda.

Se puede estar de acuerdo con que Chile necesita cambios, algunos de ellos profundos. Sin embargo, la promesa de inestabilidad está muy lejos de ser razonable. Parecen más certeras, aunque provenientes de otro ámbito, las advertencias e ideas tanto de Gilbert como de Lacaton y Vassal.