30 octubre 2018

La arquitectura chilena en el mercado global

Por Mónica Álvarez de Oro

Directora de AOA

Publimetro

Hace ya varios años, la arquitectura chilena está gozando de una posición de privilegio y reconocimiento en el escenario global. Esto no solo se ve reflejado en el interés creciente de publicaciones especializadas que han destacado el trabajo de arquitectos nacionales o profundizado en los alcances de nuestro aporte colectivo al mundo, ni tampoco en la gran cantidad de premios obtenidos por profesionales y oficinas, sino que además por una alta demanda de nuestros servicios que es el fruto de un arduo trabajo de alianzas y expansión de redes en el proceso de exportación.

Así lo hemos evidenciado en las diversas misiones para cerrar acuerdos de trabajo colaborativo con nuestros pares en Argentina, Brasil y Colombia, pero también con quienes se encuentran fuera de los límites de nuestro vecindario latinoamericano, como es el caso de reconocidos exponentes de la arquitectura en Países Bajos y, recientemente, en Noruega, Dinamarca y Suecia.

Todos estos esfuerzos, particulares y mancomunados, provienen del silencioso trabajo público privado que, desde 2009, ha sido empujado con tesón por parte de entidades como ProChile y Corfo y organizaciones gremiales como la AOA. Mediante el apoyo y ejecución colaborativa de una amplia estrategia de difusión y promoción, la marca “Arquitectura de Chile” ha salido al mundo para presentarse en diversos espacios profesionales, académicos y comerciales.

Esto no solo son buenas noticias para los arquitectos, sino que para el bienestar integral de la economía nacional. Nos hemos unido a las tendencias mundiales que conducen a la transformación de la oferta productiva para que los países alcancen el desarrollo y hemos aceptado el desafío de nuestras autoridades económicas y de fomento para difundir la diversidad de nuestras competencias y su utilidad en el mundo.

Todas estas capacidades han permitido el avance de metas específicas de oferentes de servicios, pero también a la consolidación de un trabajo asociativo fundamental. Sin duda, la sumatoria de todas las actividades ha dejado un rastro crucial para la percepción exterior de nuestra forma de hacer arquitectura.

Finalmente, este prestigio tiene necesariamente un correlato con la buena calificación de la enseñanza de la arquitectura en nuestras universidades. Los programas de pre y postgrado en arquitectura son de los de mayor demanda de estudiantes extranjeros en nuestro país, lo que ha significado un salto cualitativo de nuestra academia en el contexto global.

Y de eso se trata el desafío: de comprender que nuestro campo de acción -y el de muchas otras profesiones- no se restringe a nuestra frontera. Una tarea que depende fundamentalmente de acciones virtuosas de promoción que, desde la convergencia de miradas, lleven al convencimiento de que estamos haciendo bien las cosas y al objetivo común de llevar esta praxis al mercado global.

Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir una red amplia de vínculos con la sociedad.