Los 14 años en que la Bauhaus existió en la Alemania de entre guerras fueron azarosos. A la discusión intelectual propia de este grupo de artistas vanguardistas, se sumaron cambios de sede y persecución política. Ayer abrió en el Museo Nacional de Bellas Artes una instalación que parece quiso emular ese período confuso. ‘Bauhaus 100. El manifiesto se manifiesta’ se trata de un homenaje a los 100 años de la fundación de esta fundamental escuela, que se cumplieron en 2019. El estallido de la crisis social impidió su apertura aquel año y luego la pandemia la atrasó hasta este 2021.
Proyectada por José Délano, artista, diseñador y museógrafo chileno radicado en Berlín desde hace algunos años, y estudioso de los fundamentos y del espíritu de la Bauhaus, la instalación participativa, como la llama él, se puede visitar en los horarios que la emergencia sanitaria ha impuesto: martes y jueves, a las 10:00, 12:00 y 15:00 horas, con inscripción en el enlace que aparece en la página web del museo (Mnba.gob.cl).
‘La propuesta consiste en hablar de la filosofía Bauhaus, de la idea central de generar una nueva sociedad, una nueva ética del diseño y de la creatividad para servir a la sociedad’, explica José Délano desde el sur de Chile, donde se fue a cumplir la cuarentena obligada al viajar desde Alemania y que le impidió estar presente en los últimos detalles de su instalación y en la inauguración.
‘Cuando entras al museo, al hall, te encuentras con un enorme lienzo que cuelga del segundo piso y que es un reclamo de una idea Bauhaus’, agrega Délano y explica que el uso del lienzo busca dar la sensación de que la instalación se ‘toma’ el museo.
La frase —’Creemos juntos la nueva estructura del futuro en que todo constituirá un solo conjunto, arquitectura, plástica, pintura’— es parte del manifiesto que Walter Gropius escribió al fundar la Bauhaus en 1919. Para Délano, esta resume bien todo lo que la escuela alemana proponía: crear algo en que estén implicados todos, y no solo algunos; que cambia el futuro y une las distintas disciplinas artísticas, que hasta ese momento no habían trabajado juntas.
Luego, Délano descubrió una sincronía curiosa: la frase tiene 100 letras, y 100 es la fecha a celebrar. Esto lo llevó a la propuesta que construye la segunda parte de su instalación: 100 pequeños ficheros, uno por cada letra, que cuelgan hacia el interior del pasillo abalconado del segundo piso del museo y en donde cada uno contiene 500 panfletos o impresos con un concepto propio de la Bauhaus. Estos impresos también hacen un guiño al manifiesto original, que es de una hoja; en una plana iba el texto y por la otra, una imagen de una catedral medieval, símbolo del trabajo colectivo.
‘Son 100 pilas de panfletos, uno al lado del otro, y cada panfleto está presentado en un archivo abierto’, cuenta Délano sobre su instalación. ‘La cara que ve el visitante en el panfleto es una imagen, entonces son 100 imágenes de diferentes cosas, y al darlo vuelta te encuentras con un texto explicativo que te habla de la idea de la imagen. Los primeros 50 módulos hablan de los 14 años de la escuela y los siguientes 50, de cómo las ideas se esparcieron por el mundo y fueron creando distintos objetos hasta el día de hoy’.
El visitante puede tomar un panfleto de cada montón y armar su propio archivo Bauhaus.
‘La instalación se vuelve mucho más relevante ahora que hace un año y medio, porque ahora que estamos discutiendo el futuro de Chile es exactamente el mismo espíritu que tuvo la escuela después de la Primera Guerra Mundial: Alemania por los suelos, una duda existencial del futuro, y ellos dicen que tienen que cambiar esto. Entonces, la instalación se vuelve hoy mucho más relevante’, argumenta Délano sobre la reiterada imposibilidad de abrir su trabajo.
La exposición, que cuenta con la contribución de la empresa Volcán, la Asociación de Oficinas de Arquitectos y la Fundación Iddea, tiene la colaboración del Goethe-Institut con un ciclo de cine que incluye cuatro películas documentales sobre la Bauhaus.
María Soledad Ramírez R.
El Mercurio