La nueva Misión Patrimonial de la AOA se estrenó recientemente con un recorrido por hitos de la octava región. Su objetivo fue conocer, entender y descubrir el patrimonio nacional, permanentemente golpeado, llegando a una triste crisis estos dos últimos años.
Lota, parte importante del recorrido, es un patrimonio más oculto, menos glamoroso y por eso es tan interesante realzarlo, mirarlo con otros ojos, para entender su valor.
Aquí Emilio De la Cerda, ex Subsecretario de Patrimonio Cultural y quien ofició como guía para el recorrido por Lota, nos comparte sus impresiones sobre la misión luego de la visita.
¿Por qué se escogió este destino?
La AOA decidió ir a Lota como primera misión por el país debido a la importancia patrimonial que ha ido adquiriendo este ex enclave minero, tema recogido en la revista número 44 de la asociación, publicada en 2021. Visitamos la dimensión patrimonial de Lota Industrial, el parque Lota y algunos de los edificios más emblemáticos del sector de Lota Alto, incluidos los pabellones de vivienda.
Coméntenos qué pudieron ver en su visita
En la instancia pudimos recorrer importantes hitos como la mina Chiflón del Diablo, donde la fundación Procultura (que administra la mina y el Parque Lota) nos permitió acceder con guías mineros locales, ya que actualmente y desde los comienzos de la pandemia está cerrada al público. Ahí comprendimos cómo se realizaba el proceso de extracción del carbón en la mina más antigua de Lota.
Después recorrimos el sector Chambeque, donde estaba el pique Carlos de la ex Enacar (Empresa Nacional del Carbón) el más emblemático, que cerró en 1997 y que hoy es parte de Corfo y del municipio. Ahí, un guía local de la mesa ciudadana de Lota nos mostró el sector, los piques, la planta de lavado, la central eléctrica y todas las estructuras industriales del sector.
En Lota Alto visitamos su teatro, iglesia y terminamos en el pabellón 83, un antiguo edificio de vivienda obrera que ha sido transformado en un centro cultural con un pequeño museo de la cerámica de Lota. Tienen una muestra importante de las tipologías distintas de ladrillos y cerámicas que fabricaba la industria denominada Lota Green.
Rematamos en el Parque Isidora Cousiño, monumento histórico y un lugar excepcional en términos de proyecto de paisaje, donde además estuvo la casa de Isidora Goyenechea, que tiene vista hacia el sector industrial del muelle de carbón y al área fundición y además hacía Chambeque industrial. Tiene esculturas francesas de fierro fundido de fundiciones, invernadero, estación meteorológica, entre otras instalaciones que lo hacen un destino muy sofisticado y valioso en términos patrimoniales.
¿Pudieron interactuar con la comunidad local?
En Lota Alto fuimos recibidos en una sede comunitaria por generosas mujeres lotinas, que nos prepararon un almuerzo muy acogedor y típico, carbonada, que viene de la zona, por eso su nombre. También nos regalaron un libro que fue publicado el año pasado. Fue muy potente, agradecieron el interés de la AOA por conocer este enclave tan significativo.
Este recibimiento de la comunidad lotina le dio un valor agregado enorme a la visita, porque pudimos no solo conocer los lugares, sino que las personas que los sostienen: el patrimonio inmaterial.
¿En qué estado se encuentra el patrimonio Lotino?
Está bastante dañado, por varias razones, primero por el abandono: después de su cierre no hubo un plan de reconversión de los inmuebles, salvo de las viviendas, los pabellones obreros terminaron vendiéndose a las familias que los mantienen y cuidan, a diferencia de la estructura industrial y gran parte del equipamiento, que quedó al alero del Estado.
La falta de mantención a este patrimonio, ubicado frente al mar, ha incrementado su deterioro: la salinidad y humedad en estructuras de fierro ha incidido fuertemente en su condición, también hay erosión de la costa por acción del mar, problemas de planificación urbana, (estos bienes no han sido reconocidos como valiosos), abandono por obsolescencia de material y deterioro climático.
A nivel físico, sin embargo, las estructuras están y son valiosísimas, pero tienen problemas grandes de conservación.
¿Cómo se puede ayudar a su preservación?
En paralelo a este abandono, durante los últimos años ha ido ocurriendo una valoración de la propia comunidad y del Estado de estos bienes patrimoniales: primero se declaró el Chiflón del Diablo como un enclave acotado, junto al Parque Isidora Cousiño. A partir del 2011 el Consejo del Monumentos Nacionales partió trabajando con la comunidad de Lota para proteger el sector industrial y los pabellones mineros que habían quedado muy dañados después del terremoto del 2010.
Lo anterior se logró por un expediente que armamos actuando de oficio desde la institucionalidad y se declaró el 2014 todo el sector industrial Chambeque y los pabellones de Lota Alto, con los cual se establece un primer parámetro de protección y valoración oficial de estas estructuras. Lo anterior es un paso muy importante porque lo somete a la tuición del Estado y al sistema de protección de la Ley de Monumentos.
A partir de eso, se generaron obras puntuales y emblemáticas: restauración de pabellones y algunas estructuras industriales, recuperación de edificios del Parque Lota, obras de emergencia en la casa Jacarandá, entre otras.
Junto a lo anterior, se está efectuando un rescate con el Archivo Nacional de todo el archivo del carbón, que estaba dentro de un búnker en el parque en condiciones de conservación bastante críticas. Su recuperación se está logrando, se declararon Monumento Nacional y se encuentra en fase de catalogación e inventario.
¿Qué hay en el futuro para Lota?
Desde la institucionalidad del Estado se diseñó una estrategia que contempla a distintas entidades públicas y representantes de la sociedad civil, llamado “Plan Lota camino al patrimonio mundial”. En este plan comparecen la Subdere, el MOP, el Minvu, el Gobierno Regional, el Municipio, el Ministerio de Culturas, el Consejo de Monumentos y Corfo, en su calidad de propietario.
Son muchas entidades públicas que suman sus esfuerzos de cara a un plan general para Lota, lo que ha tenido resultados interesantes, entre ellos la inscripción de Lota en la lista tentativa de Unesco, en 2021, que refleja los bienes que Chile quiere postular como patrimonio mundial. Se cambió además la administración del parque y del Chiflón del Diablo, que tenía problemas de valoración de parte de la comunidad.
Con estos actores, el Plan Lota está viendo cómo implementar algunas obras de emergencia, de conservación de los piques, sobre todo las estructuras metálicas que están más dañadas, para evitar su deterioro.
Hoy estamos en esta fase, a la que se ha sumado la comunidad con mucha fuerza: Procultura, la fundación Cepas, la mesa ciudadana de Lota, que ha liderado el tema.
Falta completar obras en términos materiales, pero se ha avanzado mucho en cuanto a valoración y coordinación público privada de cara a la recuperación de estos importantes sitios.