¿Cuáles cree que son los desafíos más relevantes que enfrenta esta nueva institucionalidad? ¿Cómo vinculará el territorio rural con el urbano en su gestión?

El primer desafío es impulsar un cambio de paradigma. En Chile estamos acostumbrados a pensar en lo urbano y rural, como un pensamiento binario, lo que nos ha llevado a territorios fragmentados. Entonces tenemos que ver cómo logramos conectar. El desafío es ir combinando temas, pero de forma integral. 

El segundo desafío es el número de integrantes que aumentó considerablemente, lo que implica una tarea más compleja de gestionar. Sin embargo, también diversifica las miradas y conocimientos, e incorpora 16 consejeros/as representantes de la academia (6) y de las organizaciones de la sociedad civil (10) que serán electos democráticamente entre sus pares, por un periodo de 4 años.    

Y el tercer desafío es que el consejo debe tener una mirada a largo plazo y trascender más allá de este gobierno y de las discusiones de la contingencia actual. 

Considerando que la emergencia del territorio tiene muchas y distintas aristas ¿Cuáles serán los puntos de inicio de este nuevo trabajo?

El Presidente de la República y muchos consejeros nos han planteado que el cambio climático es un tema fundamental por la urgencia de situaciones que están surgiendo, como los incendios, las inundaciones, la escasez hídrica, el aumento del nivel del mar o el calor extremo. Todos temas que nos están impactando territorialmente.

Otro tema es cómo incorporamos la diversidad de las formas de habitar de los niños, adultos mayores, indígenas, migrantes, entre otros; en la planificación territorial y con el objetivo de superar las desigualdades, como, por ejemplo, las que hoy existen en el mundo rural o en ciertos sectores de nuestras ciudades.  

Otra impronta, que es muy importante para nosotros, son las diferencias y diversidades de problemáticas a nivel nacional. No todo se resuelve desde Santiago. Queremos fomentar la constitución de los Consejos de Desarrollo Territorial Regionales, ya que escuchamos y observamos las distintas realidades, visiones y necesidades.

Y para finalizar, la conectividad y accesibilidad es otra temática en la que hay que poner énfasis, principalmente en las áreas rurales y en su conexión con las urbanas. 

¿Cómo evalúa la vinculación que existe entre representantes del mundo público, privado y académico para llevar adelante desafíos país?

Es fundamental contar con la participación de todos los actores, ya que cada uno es un aporte en sí, ya sean los privados, quienes son los que invierten, la sociedad civil con sus múltiples visiones, el mundo académico, colegios de profesionales o más sectores que se pueden sumar a otras instancias del CNDT y de acuerdo con las temáticas que se vayan discutiendo. 

En este punto los ex consejos nacionales de desarrollo urbano y rural heredan una importante experiencia en la relación y trabajo de representantes de distintos mundos, lo que nos ayuda enormemente en mantener dicha dinámica y que sin duda es muy importante

En lo personal y con su trayectoria ¿Cuál es la impronta que quiere imprimir a su gestión?

Vengo de un mundo académico en donde el esfuerzo ha sido poder pensar relacionalmente, en estudiar la vivienda, la movilidad, entendiendo que la vida sucede más allá de la casa, del barrio y que se relaciona con los territorios. El trabajo que yo he venido realizando tiene que ver con esa experiencia diversa de entender la ciudad y los territorios, que no es lo mismo para un niño, uno migrante u otro de altos ingresos o un joven o un adulto mayor. Entonces, más que categorizar, lo importante es cómo vamos superponiendo las complejidades que vamos viviendo en los territorios. 

De lo anterior se trata la mirada de género, de poder entender que las experiencias son diversas, que la mirada de interseccionalidad va poniendo capas, una encima de otra, para poder entender que una mujer, pobre, migrante, en una ciudad o en un territorio rural tiene una experiencia muy diversa a la de una mujer urbana que maneja un automóvil, por ejemplo. 

Esa es la impronta que a mí me interesaría, poder entender esa diversidad de experiencias y plasmarla en el trabajo del Consejo