Oficinas de mañana
Por Yves Besançon Prats
Past president Asociación de Oficinas de Arquitectos
El Mercurio – Edición Especial
Es común hoy verificar que los edificios de oficinas de los años 80 y 90, con plantas libres de gran superficie y aprovechando cada centímetro con densidades de 8 a 12 m² por persona, son cosas del pasado. Largas esperas en horas peak para tomar un ascensor o tener que cumplir rígidos horarios de entrada y salida están de retirada.
La gran flexibilidad que ofrece el mercado hoy en día, a pesar de la falta de una regulación al respecto por conceptos erróneos y añejos que consideran la flexibilidad como un medio ilícito y perjudicial para los trabajadores, irá cambiando, pues la realidad ha desvirtuado esa arcaica visión y ha permitido un uso racional de los espacios de las oficinas y lugares de trabajo, además de la adopción de horarios diferidos.
El aumento de esta flexibilidad derrotó definitivamente, en la práctica, la rigidez de las actuales leyes obsoletas y anticuadas. Hoy, tanto las mujeres como los hombres, que no siempre abrazan los mismos intereses, se ven privilegiados con horarios diferenciados, teletrabajo y espacios de uso múltiple y sin propiedad de lugares, escritorios o computadores. Lo anterior ha producido una disminución sustancial de las áreas requeridas para servicios que antes se entregaban en más del doble de las superficies que hoy requiere una empresa.
Es así como el aumento de la vacancia de espacios para oficinas es hoy un factor determinante en las decisiones de grupos inmobiliarios a la hora de invertir en un proyecto y un desafío para los arquitectos en estos nuevos proyectos.
El trabajo a distancia ha disminuido la superficie para las oficinas del futuro y también ha permitido diseñar espacios colaborativos, con menos privados y más salas de trabajo grupal, gracias a la proliferación de las tecnologías digitales con el uso de computadoras y tabletas portátiles. Ya no importa en donde se esté viviendo y es posible trabajar a cientos de kilómetros de distancia del empleador o del negocio.
Sorprende, sin embargo, que este cambio revolucionario de los nuevos paradigmas del trabajo colectivo y colaborativo, solo se dé con gran eficiencia en el mundo de las empresas privadas, lo que no ocurre en las oficinas públicas que tienen centenares de puestos de trabajo en lugares anticuados y que no se condicen con una modernización del Estado urgente para mejorar los índices de productividad indispensables para nuestro desarrollo económico y social.
Los espacios de oficinas hoy vacantes en todas las ciudades del país deben ser reciclados para adaptarse a los nuevos conceptos de oficinas o ser reutilizados para otros usos, lo que es perfectamente factible y necesario para evitar los edificios vacíos y así convertirlos en viviendas definitivas o temporales que podrían mitigar, en parte, el enorme déficit de viviendas en el país.
Cambios legislativos y reglamentarios de sentido común para flexibilizar las modificaciones de uso y regeneración urbana deben ser impulsados desde el Poder Ejecutivo, para enfrentar con rapidez las transformaciones que requieren nuestras construcciones y darles un uso útil para los ciudadanos y urgente para nuestras ciudades.
El desarrollo económico y social de los centros urbanos depende de las flexibilidades mencionadas, tanto para cambios de uso como de la actividad laboral.
En el mundo pospandemia, junto a la revolución tecnológica, se han modificado los modos de trabajar y, por lo tanto, los espacios y requerimientos laborales; pero nuestro aparato institucional es burocrático, ideologizado políticamente y se ha quedado en el pasado, impidiendo reconocer que los cambios están aquí y le han doblado la mano a la porfía y a la ceguera del sistema.
Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir una red amplia de vínculos con la sociedad.