Pablo Redondo: “Es necesario tener miradas más disruptivas para conseguir la unión total y ser líder

¿Hace cuánto decidiste asociarse a la AOA y por qué? ¿Qué valor le ves a pertenecer a esta asociación?

Lo hice hace un par de años o un poco más. Después de muchos años de pertenecer al Colegio de Arquitectos y sentirme defraudado profundamente por su gestión, observé como la AOA sí tomaba un rol activo y renovado en el quehacer de la profesión.

Creo que la AOA ha creado unión y fortaleza alrededor de nuestro oficio, que hasta hace un tiempo era solo un recuerdo. Esto es inspirador para todos quienes ejercemos la arquitectura y aunque se ha construido algo admirable, es fundamental continuar con las mejoras. Esta es la base para no desaparecer, hoy es necesario tener miradas más disruptivas para conseguir la unión total y ser líderes.

¿Por qué dar un paso más activo en la organización y postularse al directorio?

No es mi primera vez en un directorio y antes ha sido por la misma razón. Veo la oportunidad y necesidad de innovar, mirar o trabajar desde otro ángulo. El camino tradicional y conocido está en buenas manos, pero hay una deuda de la AOA para con otras especialidades del oficio y de todos los arquitectos para con la sociedad que no se está atendiendo.

¿De qué forma esperas acercar la neuroarquitectura a las demás oficinas socias de la AOA?

Lo primero es difundir el significado y los alcances de esta ciencia que por primera vez nos involucra directamente. Comprender la responsabilidad que tenemos hoy, con los conocimientos que existen producto de los estudios de neurociencia y otras ciencias duras.

Crear talleres, conversatorios y alianzas con todas las instituciones que compartan intereses es clave.

¿Qué particularidades tiene esta rama de la arquitectura que la gestión de AOA no haya cubierto hasta ahora? ¿Crees que al potenciarlas, se impulsará además a oficinas con diferentes especialidades?

La AOA no ha atendido este tema. La neuroarquitectura existe hace unos 70 años como acto consciente del arquitecto, sin embargo, la información que tenemos hoy la hace una especialidad global e ineludible. En Chile es sorprendente lo poco que se sabe o lo mucho que se ignora.

Como arquitectos, podemos hacer un edificio de oficinas, quizás este dure para toda la vida, pero su interior se renueva por completo cada 5 años. Cada ciclo alberga un sistema corporativo cada vez más complejo y que ha generado la quinta pandemia de salud más importante a nivel mundial según la OMS. El “Burn Out”, el estrés, también mata.

No existen cursos de neuroarquitectura en Chile ni muchos arquitectos hablando de esto.

Nuestro rubro tiene una responsabilidad ineludible con respecto a la salud, ya que que los espacios que diseñamos la proporcionan, ya sea para estudiantes, enfermos o usuarios en general.

El estudio de neurorquitectura y su aplicación tiene la posibilidad de crear espacios que no solo prevengan el avance de esta u otras silenciosas pandemias, sino que además puede mejorarla a través de estudios más atrevidos. Para esto, es fundamental el rol de la AOA.

Sin duda, esto atraerá a todas las oficinas que practican interiorismo corporativo,  educacional y hospitalario, oficinas que hasta ahora tampoco han visto sentido de pertenencia con la AOA. Además, traerá valor a la arquitectura en todas sus miradas, ya sea edificación, urbanismo o docencia.