Peñalolén vota y bota
Por Fernando Marín C., arquitecto de la U. de Chile,
Publicado en La Tercera
Hace pocos días atrás, un plebiscito comunal rechazó la implementación del nuevo Plan Regulador para la comuna de Peñalolén. A partir del resultado de la votación, esta comuna seguirá operando con su plan actual, que en su gran parte responde al Plan Regulador Metropolitano, el cual -bien analizado y en resumen- es bastante más permisivo que el plan rechazado.
¿Por qué ocurre esto? A mi juicio, se debe a que la comunidad vota desinformada técnicamente y muy sugestionada por intereses particulares que suenan bien para algún sector pero que en síntesis, en este caso, impedirán la renovación de barrios deteriorados y con su estricta aplicación podrían deteriorar otros consolidados. El Plan Regulador Metropolitano presenta densidades altas en general y exigencias de estacionamientos muy bajas. En general no tiene límites de altura salvo la aplicación de rasantes de acuerdo a la Ordenanza General.
A modo de ejemplo, un barrio exclusivo y de muy alto estándar como Las Pircas de Peñalolén, por mucho que a sus propietarios no les guste, hoy podría construir en uno de sus maravillosos terrenos de 4.000m2 -apegado estrictamente a la ley- un conjunto de hasta 45 casas y más aun, si son viviendas económicas, ya que se podría llegar a 57. De hecho, podrían ser más ya que la densidad del Plan Metropolitano es bruta, esto es, considerando el tamaño del terreno hasta el eje de la vía que enfrenta. Pero consideremos sólo 57 viviendas en un terreno de 4.000m2 y hasta una altura de 14 mts, o sea 4 pisos. Estamos hablando de edificios de 4 pisos, de alta densidad, en un barrio que se ha esforzado por establecer una condición de baja densidad y baja altura. Aplicando el Plan Regulador Metropolitano, que está por sobre los reglamentos de copropiedad y otros similares, esto se permite.
Así, en otras zonas de Peñalolén, la densidad máxima llega a 600 habitantes por hectárea. Para que tenga claridad, esto se traduce en 150 viviendas cada 10.000m2 de terreno y, como en el ejemplo anterior, si hacemos viviendas económicas, podríamos llegar a 187 viviendas.
El nuevo plan regulador modificaba estas densidades, protegía barrios residenciales, definía sectores de densificación, preferentemente hacia las vías troncales o de servicio, regulaba las alturas por zonas -nuevamente protegiendo barrios residenciales y poniendo en valor aquellos deteriorados-, y aumentaba la exigencia de estacionamientos. En resumen, sólo beneficios para la comuna y que sin duda hubieran tenido un efecto de renovación urbana importante.
En atención de lo expuesto, tengo dudas que un plebiscito comunal deba ser vinculante en casos que involucran aspectos muy técnicos, donde quienes quieren proteger sus derechos no los exponen y quienes los conocen no han sabido transmitirlos. Se debe exponer, se deben aceptar críticas y correcciones, sugerencias, modificaciones, ajustes, pero de ahí a dejar su aprobación al voto ciudadano es una práctica que suena políticamente correcta pero técnicamente, como en este caso, absolutamente errónea.
Detrás de esta propuesta había un trabajo serio, con antecedentes y conocimiento técnico, desarrollado por profesionales de la planificación urbana. Todo eso se botó a la basura en un proceso donde seguramente reinó la desinformación.
Usted que votó que no, ¿tenía estos antecedentes?
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