Plan de transportes para Santiago
Por Editorial El Mercurio
El Mercurio
El ministerio del ramo ha presentado un Plan de Transportes 2025 que intenta integrar armónicamente los proyectos en esta área de distintos ministerios y organismos estatales. Su objetivo es que, pese al aumento de la población y los vehículos en 2025, no decrezca la proporción de uso de la locomoción pública. Si tiene éxito, se lograría el objetivo de no aumentar el tiempo de viaje de los habitantes y, además, conseguir que este incluso baje en 30 minutos.
Este plan, que no informa sobre fechas de realización, comprende los proyectos en actual construcción o que se espera lo estén en el futuro próximo, así como otros cuya ejecución entrega a la discreción de gobiernos venideros. Él incluye una extensa red de ciclovías que cubra densamente la ciudad, y cuyos avances hasta ahora son menores. Asimismo se busca triplicar los kilómetros de corredores segregados del Transantiago, que mejoren sustancialmente la calidad del transporte público de superficie. No se desarrollarían las pistas exclusivas para buses con peor calidad de servicio. El costo de esta medida se estima en casi 1.300 millones de dólares por 100 km de corredores.
Respecto del Metro, se planea agregar una línea Pajaritos-Tabancura (desde Maipú hasta Vitacura) que descongestionaría la sobrecargada Línea 1. También se planea una conexión al norte del Mapocho para servir las comunas de Quinta Normal, Lo Prado y Cerro Navia, y cuyo terminal poniente conectaría con un tranvía al aeropuerto -un enlace necesario en toda ciudad moderna-. En total, y considerando extensiones de líneas existentes, se doblaría el tamaño del Metro actual. Igualmente se prevé que entren en funcionamiento los muchas veces anunciados trenes de acercamiento a Melipilla, Batuco y Nos, así como un nuevo proyecto de tranvía desde Apoquindo con Américo Vespucio, y luego desde Tobalaba hasta La Florida. No se omite la ingeniosa iniciativa privada de un teleférico masivo entre Huechuraba y la estación de Metro de Tobalaba. Estos componentes suponen casi 11 mil millones de dólares, esto es, el 44% de las inversiones proyectadas.
En proyectos viales concesionados, el plan solo contempla una nueva autopista concesionada norte-sur, por Santa Rosa y Vivaceta. Los demás proyectos (como Américo Vespucio Oriente, o la continuación de la Ruta 68 hacia Peñalolén) han estado bajo estudio y en proceso de concesionarse por años. En estos últimos se invertiría el 32% de los 25 mil millones de dólares considerados. El programa prevé además numerosos proyectos viales denominados «de alcance local» y otros no concesionados, y claramente su énfasis está puesto en el transporte público como respuesta a la congestión.
Algunos especialistas en temas urbanos e ingenieros de transporte tienen cierto grado de desconfianza en este plan, quizá por la mala experiencia con anteriores promesas en esta área. Pero esta vez hay diferencias importantes: casi 10 mil millones de dólares ya están en curso o próximos a estarlo, por lo que no parece imposible que en los 11 años que quedan se puedan invertir las sumas restantes. Además, se lo plantea como guía y no como diseño inalterable, admitiendo que en el futuro podrían cambiar sustancialmente diversas ideas. Al no comprometerse con proyectos más allá de los ya aceptados, debe ser entendido solo como un instrumento de planificación, que permitirá que los privados puedan tomar decisiones sobre ubicación de actividades, por ejemplo. En todo caso, es una aspiración ambiciosa para mejorar la calidad de vida de los santiaguinos.
El ministerio competente debería crear instrumentos similares en otras ciudades que también enfrentan problemas de congestión y mayores tiempos de viaje. Pese a no tener la complejidad de la capital, una guía que coordine en ellas los proyectos de transporte futuro mejoraría su calidad de vida, en concordancia con el desarrollo nacional.
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