Señor Director,

El Presidente Gabriel Boric y su gobierno tienen un gran desafío: devolver la belleza a todos los chilenos. No hablamos de la belleza frágil e intolerable a la que Rimbaud sentó sobre sus rodillas e injurió, sino de ese profundo concepto descrito por Nietzche como actividad fundamental de la vida, donde, en su ausencia, no valdría la pena vivir.

En los pasados dos años, nuestra sociedad se ha sumergido en la desesperanza y la fealdad. La destrucción de nuestro patrimonio urbano y arquitectónico, la vandalización sistemática y recurrente del espacio público, el rayado de muros, la violencia cotidiana, el narcotráfico y la delincuencia, son eco de esta tragedia. Parece racional, entonces, actuar y volver reflexiva y activamente a su búsqueda, antes incluso que las nueve prioridades establecidas para el primer tiempo de su gobierno, o mejor aún, en todas ellas.

Necesitamos volver a creer en la belleza y su capacidad de apoyar la paz y la vida en común. Volver a caminar seguros en nuestras calles, rodeados de nuestro pasado, y esperanzados por nuestro futuro; de reconocer en el ciudadano que transita por la vereda opuesta el deseo de caminar hacia un Chile justo, con la confianza como cimiento de ese camino.

No es fácil el reto, sin embargo, confiamos en que se puede lograr. Estamos disponibles para colaborar en ello.