Por Patricio Morelli
Asociado AOA
Una visión desprejuiciada es la que espera tener un arquitecto al visitar una obra relevante. En Seattle centro del desarrollo tecnológico del noroeste de USA, con los headquarters de las Tech: Amazon, Microsoft, Google, Snapchat, también el de una gran empresa tecnológica tradicional de escala mundial como la Boing configuran una suerte de muestra arquitectónica contemporánea digna de una reflexión respecto del impacto en la vida en sociedad de nuestras comunidades y el impacto de tales infraestructuras en nuestro quehacer disciplinar, su ética y estética.
No obstante intentar ver desprejuiciadamente este complejo proceso de la influencia de las llamadas “Empresas Tech” en la vida social de nuestras comunidades es que nuestra condición tercermundista impone sesgos difíciles de soslayar.
Es un hecho de la causa que las mega empresas llamadas TECH (el mundo anglosajón tiene una obsesión permanente por abreviar las palabras pero con una gran virtud, lejos de reducir su capacidad de significación las abreviaciones aumentan su significación) están impactando nuestra vida cotidiana con una velocidad vertiginosa, especialmente para los que no somos “millennials”; el “NLP” (Natural Language Processing o procesamiento del lenguaje natural en castellano), el “machine learning” (aprendizaje de máquinas), la “AI” (inteligencia artificial) son desarrollos de conocimiento digital que modelarán inevitablemente los nuevos paradigmas de comportamiento económico social de nuestras sociedades occidentales y las del orbe por completo.
El desarrollo de AI y sus múltiples derivadas obligan a concentrar a las mejores mentes noveles en lugares apropiados, ecosistemas de incentivos, oferta de servicios y ocio de los más altos estándares; en nuestra reciente visita al Campus de Microsoft pudimos comprobar como el primer mundo atrae las mentes brillantes con las que están cambiando nuestra cultura del consumo, es tal la magnitud del cambio de paradigmas tecnológicos que estas empresas llevan implementando desde hace 25 años que la masa crítica de estas “mentes brillantes” obliga a pensar nuevas configuraciones en verdaderos “Campus” que se insertan armónicamente en los suburbios de las ciudades.
El modelo “Campus” nació con las primeras universidades de la Europa medieval, favoreciendo el intercambio de conocimientos entre alumnos y profesores, este formato de edificaciones aisladas en torno a un gran parque con espacios públicos relevantes que articulan las jerarquías de los distintos edificios; bueno este es el modelo elegido por estas mega compañías para generar el conocimiento vertiginoso que la competencia las obliga.
En 500 hás en el condado de Redmond desde 1986 Microsoft ha construido más de 1.000.000 de m2 de edificios, con conexión directa a la red de transporte público (metro), insertos en un gran parque e infraestructura deportiva se desarrolla una verdadera ciudadela con edificios de oficinas con los más altos estándares de sostenibilidad medioambiental y prestaciones para el usuario, cada edificio tiene a lo menos la misma superficie en servicios comunes respecto de las útiles o rentables, esto se verifica en áreas de descanso, deportes bajo techo, camarines para los ciclistas, estacionamientos techados para estos, en las plantas bajas servicios generales de delivery nacional e internacional, correo privado, tiendas comerciales, patios de comida con oferta internacional configuran una relación con el espacio público que fortalece la idea de ciudadela. Bajo esta 1ra planta o planta baja se desarrolla el subsuelo de estacionamientos más grande al oeste del río Mississippi, entre 5 y 6 niveles subterráneos bajo la ciudadela dan cuenta de que para el país que inventó el automóvil este sigue siendo parte inherente a su cultura.
En los niveles de espacios para el trabajo, el concepto de trabajo colaborativo campea, los espacios privados son la excepción, estas áreas de trabajo, pools de escritorios sin usuario definido, salas de presentaciones para grupos de interés, salas de conferencias y grandes salas plenarias para convenciones de la empresa estructuran los diferentes lay-outs de las plantas; esta complejidad de usos es compartida con áreas de descanso, relajación y hasta la meditación, en algunos casos los patios de comida se insertan en un nivel intermedio del edificio con conexiones directas de escaleras (obviamente la accesibilidad universal está resuelta con generosidad en una organización imbuida por el espíritu “Woke” de la costa oeste de USA) a los distintos niveles del edificio; este espacio se conecta necesariamente con una terraza exterior de dimensiones apropiadas para gozar los tres a cuatro meses de buen clima que Seattle cuenta anualmente.
En general los envolventes de los edificios hacen ostentación del cristal como superficie idónea para esa latitud, un clima que anualmente tiene el 25 % de los 365 días soleados (distribuidos en invierno y verano) puede y debe considerar positivamente los gananciales térmicos para temperar los interiores con el efecto invernadero que estas cajas de cristal producen, sin embargo en verano cuando el efecto invernadero es nocivo una central geotérmica con pozos a 300 metros de profundidad enfrían el agua que corre por los cielos para enfriar el aire de los recintos; este proceso pero con efectos inversos se desarrolla en invierno, los pozos geotérmicos contribuyen (con la temperatura de la tierra a esa profundidad) a subir la temperatura natural del agua que recorre los recintos acondicionando el aire de estos.
Cristales de alta performance “low E” contribuyen con controladas transmitancias térmicas y de radiación logrando en conjunto con los sistemas pasivos y activos acondicionar medioambientalmente los espacios de trabajo y servicios con niveles de gasto energético razonables para una sociedad que recién toma conciencia que el derroche energético es un costo que tendrán que pagar tarde o temprano. Así los cuerpos de edificios se relacionan entre ellos por una red de boulevards, calles y plazas de altos estándares de urbanización y capacidad vial en continuidad con los campos deportivos y las áreas naturales de bosques muy cuidadosamente mantenidos. No obstante, la configuración de esta verdadera ciudadela dentro de la gran conurbación de Seattle, la impresión que permanece es la de una ciudad deshabitada con falta de densidad, hasta cierto punto un poco artificial; pudiera ser que la previsión anglosajona visionariamente haya dotado de suficiente espacio para su consolidación en un futuro cercano.
Los estándares de programas, infraestructuras y servicios para las mentes brillantes que construyen el “avatar” de un presente que apuesta por la digitalización de la sociedad entera son válidos para otras compañías que compiten con Microsoft por esta construcción virtual de la realidad, así Amazon, Google, Nvidia y otras menores como Snapchat con otros énfasis pero el mismo foco están en la misma carrera, la imagen bíblica de “babel” no deja de aparecer en un telón de fondo de nuestras conciencias.
La reflexión que a mi juicio cabe frente a lo descrito es la pertinencia ética de una suerte de derroche en la construcción de infraestructuras subutilizadas (las plantas libres de oficinas no albergan a más del 20%delosempleados proyectados en un día normal de trabajo), no obstante, la reciente tendencia de las grandes empresas tecnológicas a revertir el trabajo híbrido y fomentar la vuelta al trabajo presencial, estos edificios están subutilizados en un 80% de su capacidad.
Puede ser que nuestra cultura de la escasez y la restricción nos haga difícil validar tal generosa realidad física, pero como anatema a esto no deja de incomodar el hecho que la digitalización de la cultura occidental y sus derivadas más sofisticadas como la IA, NLP y el ML (todos conceptos mencionados al comienzo) traen en su “ADN” el germen de la prescindencia del ser humano y su consecuente reducción de las infraestructuras necesarias para que mentes brillantes continúen transformando la vida.
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