Por Carlos Maillet y María Jesús Guridi.
Socios Asociación de Oficinas de Arquitectos
La Tercera
Señor Director:
La noticia sobre los proyectos de restauración de las iglesias de La Veracruz y La Asunción resalta una realidad ineludible: la imperiosa necesidad de valorar y promover la formación académica y técnica en conservación del patrimonio. La preservación de estos espacios históricos, que son un testimonio mudo de nuestra identidad cultural y ámbitos vivos de cohesión comunitaria, requiere un enfoque integral que abarque aspectos técnicos, éticos y sociales.
En un contexto en el que los daños al patrimonio se han vuelto más frecuentes debido a diversas tensiones sociales, es crucial recordar que la conservación patrimonial no se reduce a una mera cuestión de restauración material.
La preparación profesional en conservación patrimonial también implica una labor educativa: formar ciudadanos conscientes de la trascendencia de preservar la herencia cultural. No basta con que expertos y académicos se encarguen; toda la sociedad debe comprender que la protección de nuestro patrimonio arquitectónico es una responsabilidad compartida.
El caso de La Veracruz y La Asunción ilustra la necesidad de esta visión integral. Restaurar estos templos va más allá de la reparación técnica; es un ejercicio de memoria histórica, revitalización cultural y de construcción de comunidad.En un país de desarrollo urbano acelerado y donde la memoria histórica suele enfrentarse al olvido o indiferencia, urge reforzar la capacitación profesional en conservación patrimonial y la educación cívica. Solo así podremos garantizar que nuestro legado cultural perdure de manera auténtica y significativa.
Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir una red amplia de vínculos con la sociedad.