Hoy la capital de Chile cumple 482 años desde que fuera fundada por Pedro de Valdivia. Es una conmemoración con claroscuros, pues aún los rastros destructivos del estallido del 2019 son visibles y han hecho de la ciudad un lugar muchas veces hostil. A la vez, se anuncian proyectos que modificarán Santiago, incluyendo el eje Alameda-Providencia. En este aniversario, arquitectos y urbanistas opinan acerca de cuáles son las mayores urgencias en el centro de la ciudad.
Es la experiencia de miles de chilenos a diario, quizás pocas sean tan comunes: caminar por la Alameda. Es tan usual que nos olvidamos de que en ese tránsito nos comunicamos con la historia de Chile y, especialmente, con la de una ciudad que hoy cumple 482 años de su fundación. No hay ni qué decirlo, pero aquel Santiago del Nuevo Extremo que proclamó para el Imperio Español Pedro de Valdivia en 1541 es radicalmente distinto al Santiago de nuestros días. Y el cambio nunca se detiene, a veces es prodigioso y otras se sale de las manos sin control y llega a ser decepcionante: hoy recorrer la Alameda es avanzar por una avenida ajada, a veces derechamente hostil, aún marcada por los golpes del estallido social de 2019 y la paralización de la pandemia.
‘El estado de la Alameda-Providencia es lamentable, está sucio, es inseguro y feo’, decía hace unas semanas el gobernador de Santiago, Claudio Orrego, al momento de anunciar un proyecto que modificará radicalmente el aspecto y funcionamiento del eje central de Santiago. El cambio que impulsa el Gobierno pretende renovar 11,3 kilómetros de la arteria principal de la ciudad, desde la Plaza Baquedano hasta Pajaritos, y viene trabajándose desde hace años; fue interrumpido en 2019 por problemas de presupuesto, pero hoy se ha vuelto urgente: la plaza que fue el centro de las manifestaciones del estallido ya no tiene la estatua del general Baquedano y el radio que la circunda requiere intervenciones que van desde la limpieza hasta la mayor seguridad.
‘Este es un año de recuperación y fortalecimiento, y de volver a tener una ciudad bella, digna y funcional para todos’, dice Ángel Cabeza, coordinador de la subsecretaría de Patrimonio y Ciudad de la Municipalidad de Santiago, la que además de sumarse a la renovación del eje Alameda-Providencia, dedicará el 2023 a recuperar el aspecto de los barrios aledaños a la Alameda, en un radio entre la Plaza Italia, la calle Portugal, el Parque Forestal y la zona de San Borja. Luego avanzarán por el centro histórico de la ciudad. Con recursos de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo que llegan hasta los 1.200 millones de pesos, el plan es, como dice Cabeza, ‘cambiarle un poco la cara al centro histórico de Santiago’.
Aunque a lo largo del año pasado, el centro de Santiago volvió a retomar el ritmo de una urbe acelerada, con bares y restaurantes llenos y afluencia de público al mismo nivel de antes de la pandemia, los vestigios de las batallas durante el estallido aún son visibles: los rayados en las murallas proliferan, la principal entrada al metro Baquedano continúa cerrada y las ruinas del Museo Violeta Parra y el Cine Arte Alameda siguen ahí como el recordatorio de los estragos a los que fue sometido el centro. Y, entre otras compañías y empresas, el grupo Enel dejará su histórico edificio en la avenida Santa Rosa —que sufrió un incendio en 2019— y trasladará sus oficinas a una nueva torre en Tobalaba con Providencia.
A la vez, parece haber algunas luces al final del túnel: desde 2015 la Universidad de Chile construye el edificio Vicuña Makenna 20 (ubicado precisamente en esa dirección), un espacio que además de alojar la Facultad de Gobierno y el Centro de Extensión Artística y Cultural, contempla una sala de conciertos adecuada para la Orquesta Sinfónica de Chile, el Ballet Nacional Chileno y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile. Ese edificio, de 32 mil metros cuadrados, ya tiene el 70% de sus obras avanzadas y estará a un paso de Plaza Italia.
Paralelamente, la Municipalidad de Providencia pretende reabrir en el segundo semestre el Café Literario del Parque Bustamante, el que fue vandalizado durante el estallido y sufrió un incendio. El edifico diseñado por Germán Bannen está siendo restaurado con un presupuesto de $1.180 millones, y contempla desde la limpieza hasta la implementación de nuevos sistemas de seguridad. En el casco histórico de la ciudad, Ángel Cabeza cuenta que el municipio de Santiago reabrirá en mayo después de 10 años el Museo Casa Colorada, uno de los inmuebles más antiguos de la urbe. Ese espacio es un proyecto de larga data de la municipalidad, pero los nuevos planes ya empiezan a concretarse: el año pasado se restauró el cuadrante aledaño a la Posada del Corregidor, en la calle Esmeralda. Lo que viene es un trabajo de todo el 2023. ‘Primero es la limpieza, la restauración, la pintura de los barrios. Luego la educación. Y sobre todo la mantención: cómo sostener lo restaurado. Necesitamos fiscalización. Hay que perseguir a quienes están destruyendo la ciudad, a través de la justicia y la educación. Las ciudades son lugares de expresión ciudadana, pero hay que hacerlo sin destruir los espacios públicos’, dice Cabeza. Paralelamente, la municipalidad ha trabajado en conjunto con vecinos y el Duoc UC en la limpieza de rayados de monumentos, como el monumento a Fermín Vivaceta, emplazado en Alameda con Diagonal Paraguay. Y han aparecido organizaciones privadas como ‘Nuestro Centro’ —que reúne a juntas de vecinos, asociaciones gremiales, comercios—, dedicadas a impulsar el rescate de barrios céntricos afectados por la pandemia y el estallido. De fondo, y si todo resulta bien, Santiago vivirá su mayor cambio cuando se remodele el eje Alameda-Providencia: con varios retrasos y cambios en el camino, es un proyecto de $115 mil millones que incluye modificaciones tan importantes como la remodelación de la Plaza Baquedano para unir los parques Bustamante, Balmaceda y Forestal. La clásica rotonda saldrá del paisaje.
La crisis de la ciudad todavía está viva, pero hoy parece haber una oportunidad en camino para establecer el ánimo futuro de Santiago.
Ricardo Abuauad: ‘La Plaza de Armas vive una situación crítica’
El espacio que debería ser atendido con urgencia, tanto por su importancia como por la gravedad de la situación en la que se encuentra, es la Plaza de Armas. Se halla en una situación crítica, invadida por la prostitución sin ningún disimulo, por el comercio ambulante, por las cocinerías ilegales, por el ruido sin control. No solo se trata de lo que ocurre en la plaza misma, sino en varias cuadras a la redonda. Las cortinas metálicas de los comercios emblemáticos se encuentran abajo, rayadas. Los pasajes interiores, tan importantes para el centro, casi desocupados y a media luz. Se trata de una degradación sin precedentes, en un espacio público que constituye un atrio para nuestra catedral, para la municipalidad, para el edificio de correos, y varias instituciones importantes. Se trata además de un lugar simbólico, cuna de nuestra institucionalidad. No es posible que se mantenga de esa forma.
Entiendo bien la complejidad de abordar tantos problemas graves, pero creo que hay cuestiones de dos naturalezas: por un lado, de orden y seguridad (en las que el municipio debe contar con el apoyo de las instituciones encargadas de esos asuntos) y, por otro, de la renovación que viene con un proyecto urbano, indispensable. En ambos casos es clave el liderazgo y la convocatoria de la alcaldesa. La señal que se espera de la alcaldesa es clara: primero, que no se tolerarán los comportamientos incompatibles con eso que podríamos llamar ‘comportamiento ciudadano’, y que por otro lado se anuncie un proyecto de estímulo, de renovación, de apoyo a habitantes, visitantes, locatarios. Ambas señales en conjunto (que luego se transformen en hechos concretos como lo demanda un proyecto urbano) son lo que necesita la ciudadanía para ‘creer’ que la situación cambiará, para recuperar la confianza (y con ello volver a invertir, quedarse, visitar, usar el espacio de la manera en que debería ocurrir). En ese horizonte los anuncios deberían confirmar la creación de una Mesa Ciudadana, con la participación de entidades públicas, de los privados, de habitantes, de gremios, universidades. Ciudades y lugares más deteriorados, incluso destruidos, se han recuperado en el pasado. Hasta ahora no ha ocurrido prácticamente nada de esto, no hay una señal pública fuerte, un liderazgo que anuncie que este espacio va a recuperarse, como sí ha ocurrido, por ejemplo, con el eje Alameda-Providencia a través del proyecto que ha empujado el gobernador (con apoyo de varias autoridades). Pero a la alcaldesa le queda más de la mitad de su mandato.
“Hasta ahora no hay una señal pública fuerte”. Ricardo Abuauad, Arquitecto, decano Campus Creativo U. Andrés Bello
Yves Besançon: ‘El Mercado Central agoniza’
Santiago, fundada en 1541, ha debido sobrellevar a lo largo de su historia tragedias como terremotos, inundaciones y desórdenes que perturbaron la normalidad de la vida de los capitalinos. De todas ellas logró sobreponerse. Sin embargo, hoy la ciudad está bajo el yugo de una conducción errática de la autoridad ante la degradación de nuestros espacios públicos y edificios patrimoniales, producida por la proliferación del comercio ilegal, la delincuencia y el vandalismo. Esto está carcomiendo las bases de nuestra historia arquitectónica y acabando con la vida ciudadana en barrios y edificios patrimoniales.
Entre ellos uno, muy valioso y de bella estructura de acero construida en Escocia, diseñado por los ingleses Edward Woods y Henry Driver, proyecto en Chile a cargo del Arquitecto Fermín Vivaceta e inaugurado en 1872. Este hermoso edificio, que fue declarado monumento histórico en 1984, hoy agoniza por el abandono de sus locatarios, la falta de visitantes y la desprotección de su entorno inmediato. El Mercado Central de Santiago, durante 150 años fue el centro de la actividad comercial del casco histórico de la ciudad, convirtiéndose en un espacio de gran atractivo turístico en el que se podía encontrar muy buena calidad y variedad de productos del agro y del mar, junto a una oferta gastronómica típica chilena, extraordinaria.
El deterioro producido es tan grande que tiene al edificio en muy malas condiciones tanto físicas como ambientales. Urge entonces a quien corresponda emprender acciones para recuperarlo y volver a encontrar en él lo más sagrado de una ciudad, que es su patrimonio y su historia.
“La ciudad está bajo el yugo de una conducción errática’. Yves Besançon, Arquitecto, Pastpresident Asociación de Oficinas de Arquitectos.
Emilio de la Cerda: ‘Los dos ejes vinculados al río Mapocho deben ser abordados con el mayor sentido de urgencia’
Dos ejes y un punto requieren ser recuperados en Santiago, los que configuran la ciudad histórica en términos morfológicos y geográficos: el Parque Forestal y la Alameda como hitos lineales, junto a Plaza Baquedano, que es el punto donde ambos se encuentran.
Los ejes, vinculados ambos al río Mapocho, son parte de un sistema perimetral que define los límites del triángulo fundacional de Santiago. El evidente deterioro de la Alameda, que luego de languidecer por décadas fue literalmente arrasada por el estallido social, no debe inhibirnos de puntualizar el estado de abandono visible en el tramo del parque que acompaña el río. La suciedad, el descontrol, la inseguridad y el deterioro generalizado de ambos ejes deben ser abordados con el mayor sentido de urgencia y su manejo no depende de un solo proyecto emblemático, como puede ser el loable esfuerzo de la iniciativa Alameda-Providencia, sino que requiere acciones articuladas de corto plazo.
El caso de Plaza Baquedano es ciertamente más complejo, porque la escandalosa destrucción producida a partir de los hechos de octubre de 2019 ha sido secundada por la reclamación simbólica y política que diversos actores tienen sobre ese espacio. La sensación que queda hoy sobre el lugar es de resaca, impunidad y hastío. Nuevamente, la forma de revertir esa dinámica parece depender no solo de la necesaria intervención material de la plaza, sino que debe considerar instancias capaces de reclamar simbólicamente ese lugar para los ciudadanos, como el notable concierto público de la Orquesta Sinfónica realizado para conmemorar los 180 años de la Universidad de Chile.
“Revertir la dinámica de Plaza Baquedano, hoy lugar de impunidad y hastío, depende de su intervención material y de instancias simbólicas’. Emilio de la Cerda. Profesor de la UC, director de su ‘Núcleo de colecciones’.
Arturo Lyon: ‘Baquedano debe permitir la conexión peatonal entre los parques’
A mi juicio, el hito urbano más relevante a recuperar es Plaza Baquedano, por su fuerte simbolismo como espacio de celebración cívica, convergencia de parques urbanos y más recientemente como epicentro de las manifestaciones sociales. Actualmente el lugar presenta un avanzado deterioro en sus bordes, que debe ser revertido, y su diseño, centrado en el automóvil, está obsoleto para los peatones.
‘Un entorno que no puede cambiar invita a su propia destrucción’, señaló Kevin Lynch en 1972. Ante este escenario, la plaza puede ser rediseñada para permitir la conexión peatonal entre los parques que convergen en su entorno. De esta forma, se puede abordar la oportunidad única que se presenta para ser resignificada, a través de un amplio proceso de participación para la elaboración de un nuevo hito para la ciudad de Santiago.
“El diseño de la plaza Baquedano, centrado en el automóvil, está obsoleto para los peatones’. Arturo Lyon, Arquitecto y profesor, coautor del proyecto ganador en 2015 para el eje Alameda-Providencia.
Beatriz Buccicardi: ‘Debiera ser prioritario el eje Alameda’ Santiago hoy necesita varias cosas, pero debiera ser prioritario el eje Alameda.
Es el gran espacio que tiene la ciudad de Santiago desde su fundación. Ahí deben enfocarse todos los esfuerzos, algunos ya están encaminados de parte de la Subdere y las municipalidades de Santiago y Providencia. Es el espacio turístico y donde están sus mayores monumentos. Es un área central que está abandonada. Tenemos que volver a repoblar Santiago, darle actividad, embellecerla, porque vivir en Santiago es un atractivo muy grande. El comercio también es importantísimo. Ese no es solamente el lugar donde pasan los autos y la locomoción pública, es el gran espacio público caminable. Donde ves los mejores edificios que tiene la ciudad y algunos de los mejores espacios públicos.
Entre muchos tenemos que ponernos de acuerdo para desarrollar un proyecto que necesitamos hace tiempo. Por ejemplo, la vereda sur no dialoga con la vereda norte. Tenemos que pensar mucho, desde los colores. No es un proyecto rápido y creo debemos sumarnos los arquitectos. Después, tenemos otros espacios maravillosos: un centro que es un lujo. Hay una edificación que es de lo mejor. El juego entre lo público y lo privado también lo hemos perdido. El centro de Santiago requiere mucha inversión del Estado y de los privados, y la coordinación entre ambos es fundamental. Tenemos otros espacios, como los parques. Históricamente los santiaguinos pasean en la Quinta Normal o en el Parque O’Higgins y hoy debemos revitalizarlos. Llevar actividades, disfrutarlos, desarrollar cultura entre todos.
“El juego entre lo público y lo privado también lo hemos perdido’. Beatriz Buccicardi. *Presidenta del Colegio de Arquitectos.
Recuadro
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