Santiago del 2027: ¿Cómo viviremos?
Por Osvaldo Fuenzalida
Past President AOA
Publimetro.
No hay dudas: Santiago es la principal ciudad y conurbación de Chile. De acuerdo a las últimas estimaciones, las 41 comunas que la componen albergan a 6 millones 650 mil habitantes, número que se espera que aumente -al menos- en un millón hacia 2027.
¿Dónde y cómo vivirá ese nuevo millón de santiaguinos? La respuesta a este interrogante es compleja, considerando la evolución de la capital. Mientras que las comunas exteriores al anillo Vespucio son las que han presentado el mayor crecimiento por extensión debido al bajo precio del suelo, las comunas centrales se han desarrollado bajo los parámetros de la renovación urbana de altura y densificación.
Estos dos modelos de crecimiento, presentes en el plano de expansión de Santiago en más de un siglo, han sido utilizados de forma desigual: debido a la escasez de suelo densificable y a legislaciones restrictivas, la ciudad se ha construido decididamente hacia la periferia, profundizando la segmentación entre barrios de altos y bajos ingresos.
Las políticas públicas en práctica han producido tres consecuencias directas: encarecimiento del suelo, aumento del tamaño de departamentos por falta de densificación y mayor segregación social.
Estos fenómenos se han visto particularmente intensificados por la presión social de vecinos en comunas céntricas, la que ha impedido la materialización de proyectos que densifiquen sus barrios. El efecto es directo y nocivo a la calidad de vida de quienes viven en la periferia, viendo reducido su acceso a servicios y mayores fuentes de empleo e invirtiendo en más tiempo de desplazamiento y alternativas al transporte público.
Las proyecciones indican que, de no tomarse las medidas necesarias, la proporción de viajes en automóvil se elevará de un actual 48% a un 65% en 2028, mientras que los tiempos pasarán de 38 a 77 minutos. Se espera que el parque automotriz de Santiago crezca a más del doble.
Ante este escenario, la preparación para los próximos 10 años es una prioridad basada en mejoras estándares de movilidad y modelos de desarrollo que apunten, respectivamente, a reducir tiempos de traslado y inyectar mayor eficiencia al transporte público y alternativos (como la bicicleta) y encontrar una ecuación de crecimiento de densificación y expansión que habilite la creación de microcentros y áreas de uso mixto con disponibilidad de servicios y trabajo, sin comprometer patrimonio ni calidad de vida.
Un nuevo plano regulador intercomunal, que incorpore los aspectos mencionados, es el vehículo más idóneo para cumplir este objetivo desde una mirada global.
El Santiago concentrado, en el que vivienda, educación, trabajo y recreación estén interrelacionados, favorecerá que los beneficios de la urbe lleguen de forma equitativa a todos sus habitantes, lo que en suma favorecerá en garantizar una calidad de vida y una sociedad democrática más estable para la capital del Chile de la próxima década.
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