Dedicarse a participar en los concursos de arquitectura como un nicho de desarrollo profesional y laboral. Esa fue la visión que empujó a Tomás Villalón, arquitecto de la Universidad de Chile, a construir una estrategia que le permitiera ejercer cuando las oportunidades le eran escasas.
Siendo todavía un estudiante, una de sus primeras incursiones en el terreno fue la de su participación en el concurso CAP de 2003, junto a un grupo de compañeros. Su propuesta resultó ser la ganadora y, desde entonces, Tomás no ha parado de hacer crecer esta práctica especializada. “Por esta razón, nuestros proyectos son principalmente públicos, derivados de los mismos concursos”, sostiene.
Entre 2013 y 2014, Villalón decide formalizar esta labor, fundando una oficina que, al comienzo, lo tenía a él como único profesional. Con el tiempo, se han ido integrando más arquitectos que, como Tomás dice, conforman un grupo más que una oficina. “En ella participan Nicolás Norero y Leonardo Quinteros, con quienes desarrollamos los concursos y gran parte de los proyectos. También están Javier González, César Gómez y Alexis Quinteros, con quienes vemos proyectos de edificios de viviendas, y Carmen Valdés y Valentina Acha, quienes nos apoyan en el desarrollo de las iniciativas”, detalla.
El grupo, en palabras de Villalón, se reconoce como una oficina poco convencional. “Somos un colectivo”, subraya el arquitecto, cuya cultura se basa en el apoyo mutuo: “trabajamos en grupo, las debilidades de uno son las fortalezas de otro y así trabajar es muy fácil”. El aprendizaje es otro elemento tan fundamental del sello diferenciador de la oficina que todas las personas del equipo hacen clases, lo que ha incidido en la profesionalización del intercambio de ideas y puntos de vista.
Esta forma de trabajar se transmite a los clientes. “Si bien hay un responsable, la idea es hacer participar del proceso y del trabajo al grupo. Esta condición interdisciplinaria nos ha permitido aprender y ampliar el conocimiento de la oficina, llevándonos a participar en formatos que nunca imaginamos”, comenta Tomás.
Hoy, la oficina cuenta con una cartera de proyectos que, además de la extensa lista de concursos de arquitectura pública adjudicados, también contiene iniciativas privadas de diversas escalas: desde montajes hasta planificación de territorios, pasando por edificios de oficinas y de viviendas colectivas, entre otros.
La vivienda como desafío prioritario
Tomás Villalón coincide con otros profesionales en el diagnóstico: Chile se enfrenta a una larga lista de desafíos de urgente resolución. En el ámbito de la arquitectura, sin embargo, cree que es el de la vivienda el más crítico de todos, ante el crecimiento de los campamentos y los conflictos asociados.
Junto a su colectivo, Villalón se ha puesto a trabajar para mejorar esta situación, la que en su opinión está dividida entre la gestión y el número de viviendas. En esta segunda dimensión es en la que, desde su experiencia, invierte sus aportaciones con un alto nivel de innovación. “Actualmente estamos desarrollando algunas opciones en madera mecanizada para trabajar en serie y rápido. La madera es el material del futuro y lo tenemos disponible como materia prima. Con pocas cosas, podemos incorporar valor agregado y desarrollo”, explica.
Esta mecanización de la vivienda a través del uso de la madera, continúa, podría traer resultados inmejorables: “eventualmente hasta cuadruplicar la producción en Chile, dando empleo y desarrollo”.
El compromiso social que demuestra el colectivo profesional de Tomás Villalón también se ve reflejado en sus ánimos de articulación gremial. Siendo activos participantes en el Colegio de Arquitectos, decidieron también unirse a AOA, porque creen que ambas instituciones facilitan el desarrollo de la arquitectura nacional.
“Desde hace mucho tiempo, la AOA ha contribuido en la generación de instancias de participación y colaboración con agentes activos del mundo profesional. Alianzas estratégicas que han permitido que la profesión avance y, a su vez, el gremio sea parte de ese desarrollo. La consideramos una institución bastante ejemplar”, destaca.
Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir una red amplia de vínculos con la sociedad.