Pastpresident Asociación de Oficinas de Arquitectos, AOA
El Mercurio
Señor Director:
Valiente mujer Elena Irarrázabal, su columna de este lunes así lo demuestra. Es cierto que el silencio de artistas y arquitectos ante la destrucción sin piedad de nuestro patrimonio, junto con la pasividad cómplice de políticos y autoridades, demuestra que estamos viviendo tiempos de cobardía que nos han sumergido en un pantano cultural del que será difícil liberarse.
En mi opinión, el silencio es cobarde, pero también violento porque deja en la indefensión el legado de generaciones de artistas y arquitectos cuyas obras han sido destruidas, quemadas o presas del vandalismo insensato. La obra artística y la obra arquitectónica son parte de la memoria, son el museo de la memoria de un pueblo que están expuestos en sus ciudades y espacios públicos y que son de todos, y tenemos que defenderlos sin duda alguna.
Salir al rescate de la ciudad y evitar que caiga presa de minorías sin Dios ni ley es una obligación de todos nosotros los artistas y arquitectos; aún es tiempo de hacerlo.
Con 25 años de historia, nos hemos ganado un espacio importante para la representación de los arquitectos en el debate público y frente a la autoridad. Buscamos tener una voz nítida y respaldada técnicamente, queremos llegar con nuestro mensaje a la opinión pública, y ser capaces de construir
una red amplia de vínculos con la sociedad.